Salus Álvarez: «El Priorat no tiene una razón de ser si no es identitaria con el pueblo»

Salus Álvarez © Juan Miguel Morales

Sal·lustià Álvarez es un encantador de serpientes. Cuando abre la boca es inevitable caer bajo el embrujo de su palabra. Te hipnotiza, te seduce y te conduce a donde él te quiera llevar. Transmite honestidad, limpieza, entusiasmo, credibilidad. No es de extrañar que antes de ser Presidente de la DOQ del Priorat fuera el Alcalde de Porrera y Presidente del Consejo Comarcal del Priorat. Es imposible no votarlo.

Con él, y ante una copa de vino, el tiempo transcurre a otra velocidad.

Salus Álvarez

Nací en octubre de 1960, y me enorgullece que fuera en Porrera. Mi familia compaginaba el servicio con la viticultura y la agricultura, ya a los 16 años elaboraba aquellos prioratos tradicionales hechos más con el corazón que con el cabeza. Un buen día, fruto de las inquietudes y de los méritos que tenía, me propusieron asumir la Presidencia de la DOQ Priorat, y a partir de ese momento la dedicación fue total. En el año 2001 entro a formar parte del proyecto Vall Llach, que había nacido en 1999, pero por contactos y amistad con Lluís Llach y el copropietario Enric Costa, me fue fácil esta incorporación como Gerente y Director Enológico.

¿Cuál es el concepto empresarial de Vall Llach?

Vall Llach nace fruto de unas conversaciones que tiene Lluís Llach con unos viticultores y con una serie de gente que en ese momento eran recién llegados al Priorat y que tiene dos objetivos claros: el primero la creación de unos puestos de trabajo de plantación de viña y dar a entender que el negocio de la vid podría ser rentable, y el segundo el vino como eje comunicador de un desarrollo del territorio. Aquí es cuando el proyecto Vall Llach toma estos dos pilares y se propone aplicar calidad en el producto, fidelidad en el proyecto y honestidad con respecto a la definición de los objetivos.

El proyecto Vall Llach ha sido muy fiel con los planteamientos iniciales.

¿Cómo se implica el Lluís Llach en el proyecto?

Totalmente. Lluís se implica mucho porque él ya tiene una raíz y lo que hace es recuperar las tierras de su madre. Recupera una parte de la actividad. Con las tierras que hereda de su madre, y con mucha ilusión, pone en marcha este proyecto. Lluís está muy presente en el control de la bodega porque, entre otras cosas, él vive en Porrera y esta presencia física se lo permite.

La implicación de Lluís en la bodega se define en tres objetivos: el primero, una rigurosidad en el trabajo, él está obsesionado en la búsqueda de la calidad; el segundo objetivo es que los vinos deben tener ese estilo que tiene el Priorat, y tercero, Lluís tiene una forma de entender la vida y lo traslada en base a un concepto musical y, por tanto, sitúa la cata y la cata de las uvas y del vino a este concepto musical y, por tanto, define cuál es el objetivo que le persigue.

Por lo tanto, yo diría que hay fidelidad en el proyecto y en segundo lugar la rigurosidad en el trabajo. Lluís Llach, por su experiencia de salir a un escenario, saben que si a la larga quieres tener continuidad, te obliga a ser sincero. Si quieres tener larga duración tienes que ser fiel.

¿Se podría decir que Lluís Llach es un trabajador más de la bodega?

No exactamente. Él está muy implicado en el proyecto y sigue el día a día en el momento de la vendimia, porque lo considera, como lo consideramos todos, que es un momento clave para la identidad del vino. Y se implica también en las relaciones humanas, hace un seguimiento de la vida de la bodega para saber cómo está todo y cómo estamos todos. Que la bodega sea un elemento vivo.

Vall Llach tiene un vino blanco Aigua de llum (Agua de luz) con un historia muy hermosa.

Aigua de llum nace porque uno de los propietarios decide poner una pequeña parte de vino blanco de un lugar muy difícil que durante cinco años no produce y que a partir del sexto año da un producto muy peculiar que es el viognier (variedad de origen francés), y con el que se realiza un coupage (mezcla) con unas garnachas viejas y con un poco de picapoll y de escanyavelles (variedades autóctonas muy viejas) y que, con poca producción, sale justo cuando la bodega cumple diez años.

Teníamos en el recuerdo muy presente la figura de Miquel Martí Pol y en el poemario del poeta hay un fragmento de un poema que se llama Solstici que dice: 

Dia vindrà que algú beurà a mans plenes

l’aigua de llum que brolli de les pedres

d’aquest temps nou que ara esculpim nosaltres.

 

(Un día vendrá que alguien beberá a manos llenas

el agua de luz que brote de las piedras

de este tiempo nuevo que ahora esculpimos nosotros.) 

Lluís utiliza muchas veces este fragmento para decir que este poema ha sido una profecía del poeta, y aprovechando estos diez años y la poca producción de este vino, y aprovechando que es muy particular de un lugar muy particular, se lo dedicamos al poeta. Por lo tanto, celebramos los diez años con un vino dedicado al poeta en su recuerdo, porque Miquel era el poeta del pueblo y el Priorat es un vino de pueblo.

¿Qué es un "vino de pueblo"?

En conjunto, los que participamos de la identidad de Vall Llach estamos plenamente convencidos de que el Priorat no tiene una razón de ser si no es identitaria con el pueblo o los pueblos que forman parte de él y acaba siendo identitaria con su gente y con lo que hace la gente.

Nunca el Priorat será un proyecto especulativo, porque el mayor coste y la inversión que requiere para hacer un producto determinado y poco productivo hace que sea un proyecto con muchos equilibrios.

¿Los proyectos especulativos no hacen buen vino?

Todo el mundo que viene al Priorat sin entender el Priorat tiene dificultades los primeros años, porque el Priorat no es un vino con una determinada proyección fácil. El Priorat te obliga a tener ya unos incrementos de tiempo y de costes y de materia prima en torno a un 25 o 30% más altos que en la mayoría de lugares, en segundo lugar la enología, si la haces bien, es de más baja producción y por tanto mayor incremento de coste y después este vino que lo debes manipular y lo has de entender para llevarlo a buen. Todos estos parámetros hacen que sea de más alto coste, lo que significa que el mayor coste lo has de poner el precio. Pero si eres fiel, este precio viene acompañado por una calidad.

Del mismo modo que hablamos de música de autor, ¿podríamos hablar de vinos de autor?

Estamos en un determinado espacio de tierra que nos marca. Que nosotros la sepamos entender depende de nuestra sensibilidad, de nuestra capacidad de entender lo que la tierra nos acaba diciendo, y el gran vino no sale porque yo sea un personaje o sea un gran autor, el vino sale muy bueno porque hay una identidad, una materia prima, y hay una forma de hacer las uvas que yo soy capaz de poner dentro de una botella.

Me estás dando la definición de, por ejemplo, Violeta Parra.

Seguro que la gente que es capaz de subir a un escenario, tiene la sensibilidad de trasladar tu sentimiento, lo que tú tienes que expresar con tu obra al público. Aquí pasa algo similar por parte de quien manipula, de hacer llegar al espectador, al consumidor esa especialidad del territorio. Por lo tanto, sí que tiene que haber una dosis muy importante de sensibilidad, sí que debe haber una dosis muy importante de expresión, de que la botella exprese lo que se quiere decir, por tanto, una parte de autor de puesta en escena sí seguro que hay.

Pero también está la parte de que yo soy bueno porque tengo este territorio, y eso los artistas lo hacen a veces cuando hablan de la obra del poeta, cuando hablan de la obra de ese director, porque yo soy buen actor porque tengo este buen director que es la tierra.

Es decir, más que autores sois intérpretes.

Nosotros somos los actores, los que salen al escenario pero quien ha escrito la obra es la tierra. Que tú sepas interpretarla de forma que emocione o no, es nuestra responsabilidad. Este es el secreto. Cuanto más te pongas al servicio de la obra seguro que la trasladarás mejor.

Si la gran parte de importancia de nuestro vino es porque lo hace Salus, o lo hace Lluís, nos hemos equivocado. Nosotros sólo somos transmisores y lo único que les podemos dejar de valor a nuestros hijos es que lo que tiene valor son las viñas. Para que podamos decir aquí tienes. El patrimonio es el lugar.

Sin Lluís Llach en el elenco ¿la obra de teatro no sería tan buena?

Seguramente que lo que lo hace grande a la bodega Vall Llach es aquella capacidad de Lluís de decir "sed vosotros los que hacéis el vino porque yo sé que esto lo haréis de forma rigurosa y sabréis plasmar esta sensibilidad". Esto nos permite trabajar porque él busca un objetivo y sabe que nosotros somos capaces de llegar.

La grandeza de estos artistas es su sensibilidad y saber hacerla llegar hasta el final.