Facundo Toro, Los Nombradores del Alba y Luciano Pereyra, los destacados en la octava luna

Télam/Luis Digiano - En el comienzo de la velada festivalera fue Facundo Toro quien desplegó sus canciones del estilo de Mensaje de chacarera, Escríbeme una carta o La diablera.

Seguidamente se unió a Nacho Prado y Daniel Campos para darle forma a la agrupación Los Nombradores del Alba, donde le rinden tributo a los históricos conjuntos de la década del 60, Los Nombradores (Daniel Toro) y Los Cantores del Alba (Tutú Campos, padre de Daniel).

Temas como Nombradores del Alba, Serenata otoñal, Mariposa triste, Esta noche canta Salta y Lamento mataco, lograron la ovación y el cariño de la gente, que los volvió a consagrar.

Por su parte Luciano Pereyra realizó un interesante recital donde mezcló con sapiencia momentos de folclore con otros de baladas bien románticas, entre clásicos de sus 11 años de carrera y nuevos en un espectáculo lleno de climas.

De esa forma fueron desfilando piezas del estilo de Cuentos de amor, Salamanqueando pa mí, Sin testigos, Donde hubo fuego, Soy un inconciente, Vestido rojo, Yo te quería querer, Y así, así, recordó un mix con Desde que tú te has ido y Como puedes vivir sin mí, para llegar al bis con el "himno" popular Sólo le pido a Dios.

La Delegación de la provincia de Córdoba desplegó un curioso y festejado espectáculo con más de 400 artistas en escena entre cantantes, músicos, bailarines, humoristas, donde se dieron la mano la Córdoba de ayer, con la de hoy, mezclando el sentimiento del trabajo, del progreso, del fútbol (la rivalidad de Talleres y Belgrano), en un cuadro memorable, regado de humor "bien cordobés".

El acordeonista y compositor Raúl Barboza evidenció su maestría con el sentimiento, en un formato de trío exquisito y exclusivo con su personal versión de interpretar música del litoral en composiciones como San Luis Gonzaga, Gaucho de Porto Alegre, Tren expreso y El árbol y el colibrí.

Mientras que el cantautor Bruno Arias —el changuito volador— realizó una presentación consagratoria con temas de la talla de Caminantes, Coya en la ciudad —dedicado a las pueblos originarios castigados—, Digo la Telesita y mostró una versión bien lograda del clásico Vidala del nombrador para el Festival Cosquín de la canción, buscando la mejor interpretación y el valor agregado del bailarín Juan Saavedra y su compañera Sandra Frías.

Alazanes, el grupo de Tandil, también entonó una personal versión del Sapo cancionero para concursar en el citado festival, luego de una actuación que los favoreció por la evolución de su carrera, al igual que la joven cantora santafesina y su forma de interpretar El antigal del querido y recordado Ariel Petrocelli.

La Delegación del Chaco ofreció su espectáculo Cuando Dios era verde y aprovecharon la ocasión para estrenar el nuevo ritmo de esa zona la Chacarera del monte, interpretada por Marcelo Córdoba y Catamarca puso en escena lo suyo con composiciones clásicas de su región y la voz de una gran cantora como Claudia Pacheco.

El violinista y compositor Néstor Garnica convirtió la plaza en una salamanca santiagueña con el embrujo de sus chacareras y el Quinteto Tiempo mantuvo su vigencia después de 37 años de no actuar en Cosquín.

Completaron la velada artística, ya entrando en la recta final de la edición 51 del Cosquín 2011, Emerger; el cuyano Víctor Hugo Cortéz, quien recordó al "negro" Miguel Ángel Gutiérrez con un cogollo bien criollo; Julio Palacios y por el certamen Pre Cosquín, se presentó el Escolazo Trío de Villa Constitución en del rubro conjunto instrumental.