Los días 28 y 29 de Septiembre se celebraron en Sevilla dos actuaciones del cantautor gaditano Javier Ruibal enmarcados en un nuevo concepto de conciertos promovido por Live the Roof.
Asistir a un concierto de Javier Ruibal es siempre una satisfacción, porque siempre da lo mejor, nunca defrauda a su público, pero el concierto al que pude asistir el día 28 de septiembre en Sevilla fue mucho más que satisfactorio. Fue un verdadero lujo, con el sabor de las cosas auténticas, sólo el artista y su guitarra, acompañado a la percusión en algunos de los temas por Javi Ruibal; el arte se lleva en los genes o como bromeaba Ruibal: “en los gérmenes”.
Disfrutar de las buenas canciones de cerca es un privilegio, sobre todo cuando la cercanía es tan absoluta; no existía distancia entre el cantautor y las cincuenta personas que asistíamos al recital, todos compartiendo el mismo espacio en una pequeña azotea del Centro de Sevilla en el que no existía ni escenario ni platea. La intimidad entre el artista y su gente fue increíble, porque los que estábamos allí éramos todos seguidores rendidos del artista, si no hubiera sido así no habríamos sabido del concierto, y el motivo lo explicaré a continuación.
El concierto en cuestión forma parte de una iniciativa que se lleva a cabo en Sevilla y en Málaga, son conciertos de pequeño formato que no se anuncian más que a través de las redes sociales y de de las páginas web relacionadas, y que se llama Live the Roof. Como decimos por aquí “hay que estar al quite” para conocer la programación y poder adquirir las entradas, que se agotan instantáneamente, más aún tratándose del concierto de un artista de la talla del que hablo; en este caso se programaron dos conciertos por la expectación que despertó.
Y hay que estar al quite de los conciertos no sólo para poder comprar las entradas, sino para saber donde se celebrarán, lo cual tiene su gracia y su aliciente. Y con estas condiciones pudimos asistir a un concierto íntimo y espectacular, que Javier Ruibal presentó con su habitual naturalidad, explicando que estando como en familia podíamos pedir lo que quisiéramos (siempre que no fuera dinero), y tal como lo dijo, al pie de la letra lo tomó el auditorio que pidió todas las canciones más emblemáticas del autor; y así dispuesto a darlo todo frente a su público empezó el espectáculo.
Fueron veintitantas canciones que el artista fue interpretando magistralmente una tras otra en total complicidad con el público, empezó con La canción del contrabandista, A Roma no quiero ir, Tu nombre, El niño del Serengueti, Besos en abril, Y la noche afuera. Siguió con una canción que creo que no está editada Quédate conmigo y que ha dado nombre a alguno de los últimos conciertos de Ruibal. Continuó con una canción basada en poemas de García Lorca: Por tu amor me duele el aire y a continuación su clásica y esperada Si no me besas. Con este tema terminó la primera parte dejando un buen sabor de boca y muchas ganas de que comenzara la segunda y seguir disfrutando de grandes canciones en este ambiente tan especial que sólo puede darse en una azotea bajo el cielo de una noche sevillana.
Y la segunda parte mejor aún que la primera, ya estaba el ambiente caldeado y fueron sonando Agualuna, Esta hora de los besos y Dame tu boca, y tras ellas, algunas de las más fundamentales para mi gusto Habana mía, Guardame, Aurora, Un ave del paraíso y La bella impaciente…y a partir de ahí lo más de lo más: Atunes en el paraíso, Pa' mi corazón, Lo que me dice tu boca, terminando con De Málaga, malagueñito y debía ser el punto y final…pero no, no dejamos escapar a nuestro cantautor, habría tenido que saltar de azotea en azotea, así que optó por seguir cantando La flor de Estambul e Isla mujeres. Y aquí, y por no desafiar más las ordenanzas municipales, sí terminó el concierto de nuestro “ratón colorao” (Fugitivos en Hamelín), que es el rey de su agujero y ahora también de las azoteas de Sevilla. Un concierto íntimo, apasionado y desenfadado, de esa misma manera he intentado escribir este comentario sobre un cantautor que es muy grande a cualquier distancia.
Y para terminar, unas palabras que aparecen en la página de los organizadores: “Si algún día vas paseando por la ciudad y escuchas un artista cantar desde lo alto de un edificio... piensa que quizás no sea un disco...De eso se trata Live The Roof...”
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