Primera luna de Cosquín. La plaza comenzó a cantar y a bailar

Raly Barrionuevo en la primera luna del 53 Festival de Cosquín 2013. © Paul Amiune

Como si Cosquín regalara una de sus imágenes más significativas, la tormenta que por la tarde precedió a la noche inaugural de la 53ª edición del Festival Mayor de Folklore, dejó el patio bien regado y listo para el baile que desplegó una plaza de brazos en alto y pasillos colmados de zapateadores y bailarinas, mientras Peteco Carabajal ocupaba el escenario Atahualpa Yupanqui. Un rato antes, Bruno Arias puso música al paso de los huaynos y los carnavalitos mezclados con su fuerte compromiso y Raly Barrionuevo hizo rodar un poco más allá su esencia santiagueña presentando las canciones de Rodar, el disco que acaba de editar.

Acerca de la diez de la noche, el cura párroco sorprendió a una Próspero Molina que de a poco se iba colmando, y saliendo de los protocolos establecidos se acercó a la platea para dar la bendición al festival, dejando paso al tradicional Aquí Cosquín en la voz de Claudio Juárez y el Himno Nacional entonado por tres mujeres cantoras de la provincia de Córdoba: Paola Bernal, Mery Murúa y Pelú Mercó. El ballet Camin abrió la noche con un cuadro de Molina Campos, y el himno del Festival, para dar paso a los poetas de La Pampa (Bustriazo Ortiz, Olga Orozco, Edgard Morisoli, Jacomuzzi, Molina), que desde la voz de Marcelo Simón salían a recorrer la noche donde la luna se iba abriendo paso entre las nubes, dejando un cielo estrellado como una nueva imagen significativa del Festival.

Alma de Luna, los consagrados en la edición 52ª, fueron los encargados de abrir la grilla artística, con una particular versión de Libertango, de Ástor Piazzolla y un repertorio acorde a lo que esperaban sus fanáticos desde la platea. Paola Bernal continuó, ya afincada en su rol de representante de la ciudad que cobija el mayor festival de Folklore del país. La presentadora Maia Sasovky la puso sobre el escenario en palabras de Yupanqui nombrándola "la elegida del Pueblo". Con su embarazo de ocho meses, Paola cantó acompañada por Titi Rivarola en guitarra y los músicos de Inti Huayra. Bruno Arias aquel changuito volador que hoy es todo un referente musical y de artista comprometido, subió al escenario vestido con una remera que decía "justicia por Marita Verón" y fue el primero en poner de pie a la plaza.

La cordobesa Suna Rocha repartió voz y personalidad mientras que la delegación de San Juan y el grupo Chircal fueron la antesala a otro número fuerte de la noche: Raly Barrionuevo, quien —según Marcelo Simón— tiene el aplauso de los artistas legítimos, tomó el escenario cantando Ey Paisano, la bellísima Un pájaro Canta, dedicada a Jacinto Piedra y parte de Rodar, el disco que editó a fines del 2012. Una plaza de pie pidió un bis, que fue elección del público: Hasta Siempre, para el Che, en versión eléctrica y al palo, desveló a los que el frío ya los hacía acurrucarse en sus butacas, y sacó a de la duda a los que no se decidían a comprar una entrada para esa noche. Al término del concierto del santiagueño, la plaza lucía colmada como en sus mejores noches.

En la voz de Claudia Pirán cuyo se hizo presente y el Grupo Suyay hizo su parte con una buena dosis de hinchada y papelitos de colores, que quedaron alfombrando el escenario y decorando algún que otro peinado para otro de los momentos destacados de la noche: el santafesino Franco Luciani dejó en claro que su crecimiento como artista llega más lejos que las expectativas de todos. El silencio de la plaza se convertía de a ratos en ovación ante algún giro de su cromática, y en aplausos de pie para celebrar cada tema. Luciani interpretó entre otros La Pobrecita de Yupanqui, invitó a Marcelo González para cantar Sirviñacu y cerró con La Puñalada. Volvería en un rato en lo que sería quizá el punto más alto de una noche que no tuvo desperdicio.

Antes de Peteco Carabajal, pasaron por el escenario los ganadores del pre Cosquín en pareja tradicional: Mussin – Ibarrola de Roque Sáenz Peña, Chaco; y los elegidos en el rubro canción inédita (María de Famatina, de Alberti, provincia de Buenos Aires). El Negro Palma, cantor salteño de voz fuerte y guardamontes, también tuvo su público mientras que Ceibo Los Legales, Maité, Los Trajinantes y Marina González, completaron la grilla de la primera luna coscoína.

Se sabía que Peteco presentaría el espectáculo Sólo y Acompañado, que durante el año realizó en formato de ciclo en el Teatro del Viejo Mercado de Buenos Aires. Pero lo que tenía preparado el santiagueño para la primera luna, fue más allá de un simple set con invitados. Extendiéndose un poco más de la hora estipulada, el violinista, compositor y cantor arrancó tocando cerca del público que lo siguió de pie, en silencio y con la mirada. La chacarera Puente Carretero fue creciendo en volumen a medida que Peteco se acopló al cuarteto de cuerdas que lo esperaba en el fondo del escenario. Con Homero Carabajal y en guitarra y Martina Ulrich en percusión, el sonido característico de su provincia, llegó al escenario de la mano de uno de los artistas que reinventa una y otra vez su obra. Un a uno fueron pasando los invitados: Pancho Cabral, Suna Rocha, Franco Luciani, Koki y Pajarín Saavedra (en un contrapunto de zapateo y armónica de antología), y dúos de lujo junto a Mavi Díaz, Laura Ros y Marilina Mozzoni ante, una plaza encendida y colmada. El cierre, con Rubén Patagonia y El Duende Garnica terminó por poner el set de Peteco en lo más alto de la noche.

La lluvia de la tarde ya era un recuerdo. Ahora, cerca de las cinco de la madrugada, la luna iluminaba la primera de las nueve noches de Cosquín un Festival que siempre nos proyecta imágenes significativas, esas que lo convierten en el reflejo vivo de nuestra cultura.