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Entrevista

Omara Portuondo: «A los 27 años era tan joven como ahora, pero con la voz menos gruesa»

por Isabel Llano el 22/11/2014 

La diva de Buena Vista Social Club revisita el cancionero eterno de la música cubana. Acaba de lanzar su disco Magia Negra, el cual presentará en concierto el próximo 3 de diciembre, en el Auditori de Barcelona, actuando con el aclamado pianista Roberto Fonseca, dentro del 16 Banc Sabadell Festival Mil.lenni 2014.

Omara Portuondo: «A los 27 años era tan joven como ahora, pero con la voz menos gruesa».

 

Con la nueva grabación de Magia Negra, The beginning (Montuno Producciones 2014, en colaboración con el Instituto cubano de la música, producciones Colibrí bajo la licencia exclusiva para Harmonia Mundi, S.A., y el sello World Village), Omara Portuondo recupera su primer trabajo como solista.

 

En la primera grabación de Magia Negra, (LP de Velvet, 1959/1961), realizada con la Orquesta del destacado compositor y pianista Julio Gutiérrez, apostó por combinar la música cubana con el jazz, incluyendo versiones de conocidas canciones norteamericanas como That Old Black Magic de Harold Arlen y Johny Mercer, y Caravan de Duke Ellington. Era lo característico del filin, el género surgido a finales de los años 40 del siglo XX, en el cual sobresale la cantante por su gran aporte.

 

El nuevo Magia negra, disponible desde el 04 de noviembre de 2014, cuenta con arreglos y producción musical de Juan Manuel Ceruto. Fue grabado en los estudios Abdala de La Habana contando con el pianista Rolando Luna, el contrabajista Gastón Joya, el trompetista Alexander Abreu, el propio Juan Manuel Ceruto en Saxo tenor y flauta, y en las percusiones Rodney Iyarza, Tomás "Panga" Ramos y Andrés Coayo. Además figuran como invitados especiales músicos de la talla del vocalista brasileño Ivan Lins o el reconocido intérprete de reguetón cubano El Micha, así como la nieta de Omara, Rossío Jiménez Blanco.

 

Para hablar de este reciente álbum y de su presentación en concierto en Barcelona nos reunimos con la gran dama del son cubano. En la conversación sobre la regrabación de Magia Negra ha explicado cómo se realizó la edición de hace 55 años, sus inicios como cantante junto a tantas otras de la época del filin y ha dicho cuáles fueron para ella sus mayores influencias. También hemos podido saber cómo ve a los cantantes cubanos de ahora y lo que piensa de los músicos con los que ha trabajado.

 

En la entrevista, a caballo entre la actual grabación de Magia Negra y la anterior, la legendaria cantante demuestra que a sus 84 años sigue tan entusiasta con la música como en su juventud. Haciendo derroche de una memoria a toda prueba, del buen humor caribeño y mucha empatía, Omara repasa muchos momentos de su larga carrera artística: iniciada como bailarina del famoso Tropicana, pasando por la orquesta femenina Anacaona y por el importante cuarteto D’Aida, dirigido por la pianista Aida Diestro (1924-1973), con el que permaneció 15 años, hasta que decide dedicarse a ser solista.

 

La novia del filin, toda una leyenda viva de la música, sin olvidarnos de su condición de mujer testigo de la historia durante casi un siglo, afirma que lo más importante es el amor y la naturaleza prodigiosa, y, para ser feliz, poder trabajar en lo que a uno le gusta.

 

En estos años el mundo ha cambiado, has desarrollado toda una carrera musical, ¿cómo te enfrentas a recuperar esas canciones que habías grabado a tus 27 años?

 

Primero, tú sabes que el mundo tiene el movimiento de rotación y traslación, ¿verdad?, entonces cuando hice ese disco, no lo hice yo, realmente no fue mi idea, fue la de unos músicos con quienes yo trabajaba, realmente yo estaba muy feliz de trabajar en un cuarteto vocal femenino que se llamó el cuarteto D’Aida, que fue famosísimo y además no solo fue famoso, es que era un trabajo en comunidad muy bueno —como voces, como artistas, la calidad de la directora era fantástica—, pero entonces los otros músicos con quienes yo trabajaba, me dijeron: Omara, tienes que salir de solista. Siempre estaban en eso y yo les decía que yo no iba a dejar el cuarteto que a mí me encanta, y decían sí, yo lo sé, pero tú tienes condiciones para ser solista, yo les dije está bien pero después, ahora no. Sin embargo, ellos insistieron, se unieron, no sé cómo reunieron el dinero, me dijeron Omara, ¿tú sabes?, tienes que venir a grabar. Yo me iba para un viaje y estaba en cita para los visados de ese país donde íbamos, y me dijeron, pues tienes que venir porque ya nosotros hicimos todo para que vengas a poner la voz. Les dije, bueno, déjenme a ver lo que hago. Así mismo fue: llegué a la cita para los visados porque salíamos al día siguiente a hacer un espectáculo grande, como veía que no pasaba nada ahí en la embajada salía corriendo a grabar, era cerca, grababa un número, dos o tres, volvía a la embajada… y así fue como grabé ese disco. Eran ellos los que querían que grabara ese disco, eran amigos, compañeros de trabajo, tú sabes que trabajo muchísimo, no por economía sino porque me gusta y porque además es bueno, no pienso en el dinero ni nada, ¡es que es muy bueno!, la música me da a mí y a todos alegría. Así fue como se realizó ese disco.

 

¿Cómo ha sido la nueva grabación de Magia Negra?

 

Ahora, en la actualidad, el año pasado creo que fue, yo llego saliendo del viaje, me dice mi hijo Ariel Jiménez Portuondo, que es mi representante personal: oye, mira a ver si te gusta ese disco que lo vamos a reponer ahora, yo le dije está bien, me acordé de tantas cosas, de los músicos, del interés que ellos tenían. Él me expone, me dice qué tú crees, ¿te parece bien? y le dije, bueno vamos a hacer el disco, así es que sale este disco. Ahora tengo que poner mis energías en el disco, rememorarme de todos esos tiempos, de esos músicos que querían que lo grabara, del público que está ahora oiga ese tipo de música, porque son canciones de años anteriores, como Magia negra es That Old Black Magic. Yo cantaba esas canciones con el grupo del filin… son muchas cosas las que se hicieron con los músicos, fue un empeño de ellos, excelentísimos todos.

 

En la nueva grabación cuentas con excelentes músicos también.

 

Sí, es que siempre he tenido esa suerte, y los que son menos conocidos por la gente también son buenos músicos, la naturaleza prodigiosa siempre me ha dado esa condición. En esta grabación está Gastón Joya, esa joyita, toca el bajo, son de la misma época que Roberto Fonseca. También está Rodney Iyarza, toca percusión, que yo le digo La muñeca negra, como el libro de José Martí, por cómo lleva el pelo, él me dice no le llame La muñeca negra (risas), es muy simpático, yo le digo así porque me recuerda el libro de José Martí…

 

Con los músicos siempre hemos tenido esa empatía. La lista de los músicos es un combinado, siempre son excelentes. Uno solo, realmente, puede cantar bien, pero la vida misma te va llevando, tú dices que sí. ¡Ay, qué suerte he tenido!, —porque lo de la suerte parece que puede ser cierto— y entonces, el trabajo que yo hago es cantar, pero también he tenido músicos al lado mío que me han acompañado, por eso siento un contraste de muchas emociones con este disco, recuerdo el ambiente que he conocido de músicos, en New York…

 

Omara Portuondo

 

Tenías 27 años cuando hiciste la anterior grabación.

 

Sí, era una muchachita, todavía no había tenido hijos ni nada, era tan joven como ahora pero con la voz menos gruesa, más delgada. La naturaleza nos da a todos unos dones, tiene una condición, la naturaleza es prodigiosa, así pienso, bueno no lo pienso, lo veo, me lo muestra la vida, mira ahora mismo, este disco no me lo imaginé, lo hago por todo eso, por los músicos que nos admirábamos mucho, espero que este nuevo disco también le guste a la gente.

 

Me gusta mucho que digas que eras igual de joven como ahora.

 

¿Cómo que era? …no, yo no me estoy recordando nada, ahora tengo 27… (Ríe). Sí, era así, muy entusiasta, para mí la música es muy importante, no es que yo la seleccioné, ¡la música me seleccionó a mí!, como a tantos músicos, como a Chucho, a Bebo, a los jóvenes que trabajan conmigo o que yo trabajo con ellos, igual que hacen con Chucho, y entonces el tiempo y la vida va cambiando, va haciendo que sean más jóvenes o no, pero hay gente ilustrísima de la que nunca nos podremos olvidar, músicos, pintores, escritores, bailarines... Tenemos una mujer que se llama Alicia Alonso que es lo máximo en el ballet, tiene el Ballet Nacional de Cuba…bueno, esa señora tiene una condición, es que se nace con una condición. Ella es la que hizo que entrara en Cuba el ballet.

 

Dices que no hay que olvidarse de tanta gente grande que ha habido.

 

Y de la que hay.

 

Sí, pero, por ejemplo, en la época en que tú grabaste el primer disco Magia Negra había un montón de cantantes femeninas: Elena Burke, Moraima Secada, Freddy, La Lupe, Rita Montaner, Celeste Mendoza…

 

¡Vaya!, ¡caramba!, ¡por favor, no me hable de esa gente! Con todas esas hemos trabajado. Con Moraima Secada estábamos en el cuarteto D’Aida, Elena Burke también estaba en el cuarteto y mi hermana Haydée Portuondo. Leonora Regas es la que sustituye a Elena Burke en el cuarteto D’Aida cuando sale para ser solista. Es sobrina de Aida, la directora. Qué buena músico era Aida, pero no hablan de esa gente ni de Julio Gutiérrez o Ernesto Lecuona, son muchas cosas, na’ más que salen. Jon Secada es sobrino de Moraima Secada, porque lo que ella tuvo fueron hembras, él canta, fue muy famoso, ahora no sé dónde está metido, me gustaría verlo para ver cómo le va la vida.

 

Recuerdas a todas las cantantes de esa época.

 

Sí. A Freddy, la conocí, ¡esa mujer tenía una voz! Qué pena que fue tan rápido todo. A La Lupe también la conocí. Rita Montaner, ¡qué clase de mujer! ella fue la que puso El Manisero en el mundo entero. Ella sí viajaba por entonces, iba a Estados Unidos, en ese momento ella era lo máximo. Celeste Mendoza también era otro personaje (ríe). Grabé con Paulina Álvarez, mejor dicho con la voz de ella grabé un disco en el EGREM, aunque yo la conocí personalmente. Me dijeron ¿con quién usted hubiera querido cantar?, entonces saqué el disco con ella —La angelina del danzón—, con Benny Moré también, con toda esa gente…

 

Rosita Forners es otro personaje cubano, existe todavía; Gina León existe todavía, también cantaba con Gina. Juana Bacallo, ¡ah!, es un personaje, siempre lo ha sido, hasta el final. Conserva la misma carita que de joven, ahora está más chiquitica, porque uno va disminuyendo de estatura. Marta Strada ya falleció. Ela Calvo todavía existe, es de la época del filin también.

 

Teresita Herrera tiene un lugarcito que está en la calle Infanta, pero no como en aquella época, hay una escritora que se llama Olga Navarro que tiene —como le dicen allá— una peña, donde lleva la gente.

 

Recuerdo también la Orquesta Anacaona, ¿tú sabes que yo había trabajado con ellas? Esa orquesta era buenísima.

 

¿A cuál de todas esas cantantes admirabas más?

 

Elena Burke. Para nosotras en el cuarteto D’Aida, Elena Burke era la que tenía más experiencia de trabajo solista, porque lo había hecho antes que nosotras, y entonces Aida la directora montaba las voces, era buenísima, tremenda, yo más o menos, en la escuela nuestra, donde yo estuve, nos daban clase de canto, música, actuación. Cuando cantábamos las canciones, la respetábamos, porque eso es así, si tú no respetas a los que tienen más experiencia, a los que tú admiras, porque nosotras éramos jóvenes y aportábamos las voces también, mi hermana era lírica… volviendo al cuento, entonces Elena nunca supo la admiración que le teníamos, ella no se daba cuenta, ella era lo máximo para nosotras. Ya no te acuerdas de mí (Omara canta), y montábamos las voces. Pero qué pasa, que los intérpretes todos hacen lo mismo, en cambio nosotras cuatro, yo aportaba, Elena también aportaba, y Aida era excelente como músico, además simpática, alegre, una gente fantástica, se murió muy rápido. Yo tenía mucha admiración y respeto a Aida y Elena, eran los puntales.

 

Hay un pianista que se llamaba Bola de Nieve… de las personas a las que yo les pregunté si era razonable que yo trabajara como solista, una fue Bola de Nieve, otra fue Elena Burke. Le dije: mira Elena, me están proponiendo salir como solista, ¿tú me ves con aptitudes? Me dijo: sí, cómo no. El vestido primero que me puse me lo dio ella.

 

Antes del cuarteto D’Aida ¿cómo había sido tu experiencia musical?

 

Yo te voy a decir: yo nací igual que todo el mundo. A mi mamá y mi papá todavía los siento conmigo, a mis padres yo los admiraba mucho, no solo porque fueran mis padres sino porque las condiciones que tuvieron para llegar a ser padres —enfrentaron problemas de racismo, problemas de color, problemas como siempre de economía—, pero todas esas cosas pasaron por encima del amor, es importante también la naturaleza. Todo tiene una razón, mira los músicos…Hay quien es músico, hay quien es escritor, hay otros que son fregadora, limpiadora, cada cual tiene su ambiente correspondiente a lo que te interesa o a lo que puedes hacer. Ahora venía hablando con un chofer de esas cosas…Ahora se aprenden muchas cosas…. Yo estudié mecanografía, taquigrafía, inglés, quise ser pianista, no pude, no había dinero para pagar las clases, pero ya la música venía en mí, porque mis padres también tenían ese oído y el ambiente de mi casa era la radio, un ambiente musical, ellos fueron los que me enseñaron 20 años a los 4 años. Ellos dos cantaban a dúo, pero era natural, no habían estudiado música. Es que todas esas cosas, eran condiciones que te da la naturaleza, aunque tú puedas estudiar también. Mi padre era un deportista buenísimo, mi madre era una mujer excelente en todo sentido, sacaron mi familia adelante, porque eso era lo que querían, todo con amor sale aunque no tengas dinero en los bolsillos, el amor y también la naturaleza, eso es lo importante.

 

A mí me gustaba la natación, el deporte, era bailarina… me gusta la rumba, bailar, normal. Pintura, me hubiera gustado pintar, pero no tenían condiciones, para lo que tenían era para lo que estoy haciendo hasta ahora y me alegra mucho. Yo disfruto mucho con esto.

 

Tú dices que admirabas a Aida Diestro y Elena Burke, ¿quiénes te siguen a ti?

 

Yo soy admirada por un millón de gente, jóvenes también (risas).

 

Por ejemplo, Rossío Jiménez, tu nieta que está también en la nueva grabación de Magia Negra ¿sería una continuadora de tu legado?

 

Esa niña está estudiando música, claro que tiene también la base de la naturaleza. Como te he dicho, yo quise estudiar piano, pero nunca pude por la economía. Ahora Cuba tiene escuelas, si tú tienes aptitudes para la música, tú entras, pero si no tienes oído no. Ella está estudiando percusión, siempre decía que iba a ser médico. Un día me dijo: si no puedo llegar a ganar mucho ahí, me gustaría ser médico, de todas formas. Aparte pues le gusta la medicina. Bueno, a ella la invitan a participar en el disco, yo no lo sabía, fue una sorpresa, me pareció muy bien. Yo pienso que tú tienes que dejar que la gente haga lo que consideren, a lo mejor no te sale bien, y sí sale bien está bien. Tampoco me gusta presionar, todo es fácil. Yo no fui la de la idea, pero cuando lo vi me gustó. Es como un regalo, una sorpresa de regalo. Esperemos que ella logre lo que quiere en la vida. No es la primera vez que graba conmigo, porque en Gracias (Producciones Montuno, 2008) canta Cachita, ahí fue que comenzó, era más chiquita, ahora cumplió 15 años. A ver qué nos depara el destino. Hay un chachachá que el coro dice: La vida tiene su cosa, tiene espina y tiene rosa (canta). Así que vamos a ver lo que nos da la vida, la atmosfera, el ambiente, los novios, las amistades, el trabajo, todo tiene que ver.

 

Omara Portuondo

 

¿Cómo ves ahora a Cuba en comparación con aquella época de tantas cantantes?

 

Tiene también cantantes fantásticas. Los muchachos que hacen rock y toda esa cosa tienen su talento, pero es la música que tienen en este momento. A veces, hay muchos de ellos, te lo digo, que tienen interés en vivir ese tipo de música que no vivieron, les interesa, pero como no se hace… eso pasa en todas las épocas, porque yo me recuerdo del son, los soneros, de Los Matamoros… En nuestra cultura ellos son tan importantes como pueden ser estos ahora. Esa música les atrae, si tuvieran más, a lo mejor también habría más. Porque, por ejemplo, Black Magic y Caravana son canciones de Norteamérica, de años atrás, yo las cantaba porque tuve la posibilidad de conocer a Nat King Cole y trabajar con él en Tropicana, y teníamos esa posibilidad de encuentro, porque ellos eran los que iban a Cuba, hay algo en la vida que une, como es el amor, ese que viene, que cae, y te enamoras de un hombre grande y fuerte o de un flaquitico, dices ése es el que me gusta, es la naturaleza, es así, no hay otra forma. Entonces el hecho de cantar esos temas, los que han sabido han sido grandes compositores, y la gente que ha escuchado esas canciones las recordarán mucho tiempo, y si a los jóvenes les interesa es porque saben que existió ese tipo de música. Yo estoy de acuerdo, no estoy en contra del rock, es la época de ellos. Cuando nosotros hacíamos esas canciones, no eran populares, ¿me entiende? Pero era una sabiduría.

 

Este año también estás realizando conciertos con Buena Vista Social Club ¿Cómo ha ido el Adiós tour que estás haciendo con Buena Vista Social Club?

 

Buenísimo, porque esa orquesta es la música nuestra, corporal, y le gusta a todo el mundo. Es una experiencia que estamos haciendo —pero antes que esa se han hecho otras que no han llegado hasta esta época— para poder mantener la cultura de nuestro país, lo hacíamos muchos músicos, excelentes, orquestas grandes donde tocaba Rubén González también, y a mí me parece que es bueno.

 

El 3 de diciembre presentarás Magia Negra en Barcelona y actuarás con Roberto Fonseca. ¿Cómo va a ser el concierto?

 

Es un encuentro buenísimo. Ya he trabajado con él desde que lo llamaron para incorporarse a la orquesta de Buenavista Social Club. Es un gran pianista, nos conocíamos de toda la vida, es magnífico, estudió Bach, Beethoven, la música popular cubana, de todo. Cuando yo actúo, me dice —porque no es que él sea tímido, es su personalidad, un poco recogido— "¿usted sabe?, quiero decirle algo", le digo yo, dígame: "hacía mucho tiempo que yo quería haber trabajado con usted". Imagínate, un muchacho muy jovencito que me diga eso, o lo que fuera, pero eso me parece una cosa muy bonita. Ahora, resulta que por fin vamos a hacer un trabajo con Roberto Fonseca. Porque él quería, con su manera de hacer el trabajo, con su personalidad. Así que es muy bueno poder lograr lo que uno quiere, sin faltarle a la sociedad, sin problema de discriminaciones, que haya felicidad en lo que tú haces, aunque no tengas tanto dinero, pero que te sientas complacido, eso es muy importante, y yo feliz de poder estar con Robertico, estoy a la disposición de él, de todo lo que él me diga. Porque el problema del arte, como tú lo sabes —pues tengo amistades, gente periodista que son fantásticos— es que tiene que haber mucha fluidez en la sensibilidad, para que te guste, porque a veces económicamente no da, pero como te gusta y es lo que quieres, ¿entiendes? Ese concierto será muy lindo.

 

Además de Roberto Fonseca ¿con quién actuarás?

 

Con los músicos de la banda de Roberto Fonseca. Estará él al piano, los teclados y voz, participarán Joel Hierrezuelo, en las percusiones cubanas y los coros, Ramsés Rodríguez, también en percusión, y Yandi Martínez en el bajo y contrabajo. Todos sus músicos son de mucho talento. Yo estoy a la disposición de él.






 
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