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Entrevista

Roger Mas: «Es más importante ser feliz que hacer canciones bonitas»

por Isabel Llano el 23/12/2015 

Entrevistamos al trovador catalán Roger Mas para hablar de su último disco, Irredempt (Irredento), lanzado el pasado octubre. Es su noveno trabajo discográfico, muy íntimo, ha sido grabado en una sola toma en una habitación, como los primeros blues. Contiene doce temas de guitarra y voz, todos son letra de Roger Mas excepto El rei dels verns, un poema de Goethe, Lo comte Arnau, un poema de Jacint Verdaguer y La lluna girà, tradicional de Salvador de Bahía.

Roger Mas.

 

En esta conversación averiguamos cómo fue el desarrollo del disco y el trabajo paralelo de Lluís Danès, creador, además del vídeo-clip y del trabajo gráfico, de la escenografía para el concierto en directo. Hablamos sobre otros cantautores con los que Roger Mas establece relación y sobre el interés del público en la canción de autor, más allá de las fronteras lingüísticas propias de la letra, y de las fronteras geográficas que trascienden "su país" Solsona, Cataluña e incluso España. Abordamos la forma en que se han escogido los poemas y canciones a versionar, cómo fue el trabajo de traducción del poema de Goethe que realizaron Roger Mas y Oriol Prat y lo que significa para Roger defender sus textos. En la charla, nos deja claro lo que son sus prioridades hoy en día sin que deje de tomarse con seriedad su trabajo. Roger Mas habla con madurez y mucha sensibilidad.

 

Irredempt es un disco solamente de guitarra y voz, cuando escribiste las letras para este disco ¿ya sabías que iban a ser vestidas musicalmente así? o ¿cómo fue el proceso de creación?

 

En este disco ya estaba pensado que sería para voz y guitarra, entonces cuando salieron las canciones la decisión ya estaba tomada, faltaba solo saber si habría algún pequeño elemento o si iba a ser radicalmente voz y guitarra, pero en cualquier caso aunque hubiera habido algún elemento más hubiera sido poca cosa, algo decorativo. Después de ocho discos, en que no tenía ninguno solo con voz y guitarra, pensé que a mí me gustaban muchos discos antiguos que eran solamente con voz y guitarra —porque ahora cuesta verlos— y también pensé que sería mucho más fácil de explicar, sobre todo viniendo desde la Cobla [Roger Mas i la Cobla de Sant Jordi], que era el anterior disco, donde éramos 15 en el escenario. Me parecía que sería mejor no poner ningún elemento —que habría sido bonito en algún sitio— y tener un disco así, más puro.

 

Lo de tener una decisión tomada previamente, me hace pensar ¿hasta qué punto creas un disco o creas canciones? Es decir, ¿hay una idea inicial sobre la que trabajas o cuando tienes suficientes canciones produces un disco? ¿Para este disco tenías ya las canciones hechas?

 

Había cosas que tenía, pero canciones acabadas antes de tomar esta decisión, que yo recuerde, solo estaba Lo comte Arnau y Sota una fina capa de cendra. Había alguna que venía de antiguo —el esqueleto, que tiene 20 años, pero no se parece en nada a como era antes, tuve que adaptarla a mi manera de cantar de ahora— y las otras no estaban. Al final estuve trabajando todas las letras directamente, buscando las canciones que yo podía defender bien, solo con una guitarra. Porque soy un cantautor, no un guitarrista, entonces había que mirar bien…

 

Respecto a los acordes en la guitarra para estas canciones, ¿te asesora alguien más a nivel de la armonía?

 

De verdad, esta vez no. Me ayudan cuando hay que hacer arreglos como para cobla o cuando trabajamos en grupo, como Les cançons tel·lúriques o A la casa d’enlloc, que yo dirijo y decido cómo va a sonar al final. Pero sí que hay muchas ideas que aparecen, de los músicos, y que trabajamos, nos preguntamos y jugamos. Hay mucha parte creativa, de hecho la parte que hace cada uno de los músicos en los discos… Hay melodías que sí, cuando son melodías claras ya están compuestas por mí, pero hay muchas otras cosas que no, son ideas de los propios músicos cuando trabajan las canciones.

 

Partiendo de que tenías una idea preconcebida de hacer un disco así, íntimo, con voz y guitarra, y que lo presentas con una escenografía de Lluís Danès ¿en qué momento se decide esta puesta en escena para los conciertos en directo? O ¿la propuesta de escenografía también condicionó el disco?

 

No, la escenografía fue porque tenía muy claro que podía defender bien un disco yo solo con la guitarra, lo que no tenía yo tan claro es que…por ejemplo, en los discos hay los conciertos grandes en los que hay dinero y podemos ir todos los músicos —como en Les cançons tel·lúriques o La cobla de Sant Jordi— pero hay también los conciertos pequeños en que no hay dinero y voy yo solo. Entonces, si este disco soy ya yo solo, no va a ser un concierto pequeño, porque no puede ser el hermano pequeño, o sea, si tengo que defender yo solo las canciones, esto tiene que ser muy diferente a como antes cuando alguien venía a un concierto mío y estaba yo solo con la guitarra, como un concierto pequeño: era un concierto más íntimo, más cercano al público, tenía muchas cosas positivas, pero era como menos importante. Ahora estoy solo con la guitarra, pero no porque no hayan podido venir todos los músicos, es un concierto importante, por eso no podía ser una cosa pequeña, que se hace en cualquier sitio y de cualquier manera. Tenía que darle valor. Además, otra cosa muy importante, yo pienso que cuando alguien está solo con la guitarra cuesta aguantar los conciertos. Yo soy una persona que respeto mucho al público, porque es gente que está más de veinte minutos sentada en una silla, escuchando a alguien que canta. Yo no consigo estar más de veinte minutos seguidos sentado. Un concierto tiene que durar sobre la hora y media, y creo que, aunque a ti te guste, —más de cuarenta y cinco minutos escuchando a un tipo solo con una guitarra—, a mí me parece demasiado, aunque esté muy bien, porque no hay más colores musicales que la guitarra y la voz. Por eso me parecía que en el concierto de presentación de un disco nuevo, de una duración aproximada de hora y media, tendría que haber algo, y pensé en la escenografía de Lluís Danès, para que hiciera algo que te estimulara la vista, que diera profundidad a las canciones, que te acompañara y que hiciera que el concierto no fuera solo una voz y una guitarra durante todo el rato.

 

¿Entonces el desarrollo de la escenografía fue paralelo a la producción del disco?

 

Bastante, porque Lluís escuchó las canciones cuando estaban acabadas, entonces él desde el primer momento estuvo presente en el proceso de creación. Estuvimos desde enero pasado trabajando como un equipo. Fue muy bonito como trabajamos este disco porque estoy solo pero me he sentido muy acompañado. Hemos trabajado muchísima gente para sacar esto adelante. Estoy muy contento. Además, en el escenario tampoco me siento solo, porque Lluís ha puesto nueve espejos en el escenario, el suelo blanco y me da la sensación de no estar tocando de pies en el escenario, como de estar flotando, es una sensación muy bonita.

 

Y el público percibe también esta sensación, ¿no?

 

El público se puede ver a sí mismo y me puede ver la coronilla [risas]. Esto lo he visto en unas fotos, y hay muchas coronillas, me da un poco de pudor, pero bueno, no me di cuenta hasta el primer concierto, cuando salieron las fotos en el periódico. Alguien me lo podría haber dicho ¿no? [risas] No pasa nada, porque la coronilla está ahí, está bien, pero no me lo esperaba. De repente abrí el periódico y vi cinco coronillas detrás de mí. [risas].

 

¿Podría decirse que Irredempt es un disco inseparable de Lluís Danès?

 

Musicalmente no, pero la estética sí. Él no solo ha hecho la escenografía, sino que también ha hecho el trabajo gráfico del disco y el vídeo-clip del single. Entonces su huella en este disco es grande y me gusta lo que ha hecho, la estética que ha tomado.

 

Es un disco tranquilo, como lo has hecho tú, es un disco de sofá y manta, para escuchar con calma. Encontrar discos así actualmente no es fácil. ¿Con qué otros cantautores te sientes en sintonía respecto a este trabajo?

 

Con cantautores actuales es difícil, porque… bueno, podría referenciar cantautores o cantantes músicos vivos y que están funcionando, pero quizá no son nuevos, porque tengo cierta dificultad últimamente para escuchar música nueva, en el sentido que esté hecha por gente nueva. Está el famoso cantautor checo Jaromír Nohavica —a quien descubrí hace cinco años— por los del Club Tenco y que es una maravilla. De él hay por ejemplo un disco, Darmodej, de los años 1980. Es normal no conocer a un checo, porque la canción de autor si no entiendes el idioma… Hay la anomalía —no porque sea mala— sino por extraña… (ahora porque entendemos inglés, en nuestra generación, al menos leyendo, pero una generación anterior no entendía ni leyendo) y en cambio la música anglosajona, por su influencia cultural, porque hay tanto que lo bueno es muy bueno. Entonces pensamos que se puede llegar al público sin un idioma que entienda el público, y eso es mentira. Lo extraño es que podamos escuchar música en inglés, lo normal es que a un checo no lo conozcas. Si tiene un interés musical, estrictamente musical es normal conocer a estos serbios, como Kusturica, porque musicalmente es algo muy diferente, algo muy local, aunque los textos no los entiendas. Entonces un cantautor checo, como musicalmente está bien, aunque tampoco es tan diferente de lo que puede cantar un catalán, es normal no conocerle. Lo digo porque usualmente desde Cataluña se pretende que el público del resto de España disfrute de la música en catalán, y es normal que la disfrute.

 

¿Por qué tienes dificultad de escuchar música nueva?

 

Puedo escuchar música nueva de gente que no sea nueva, es decir, nueva para mí pero no para el mundo…es curioso, no sé si es la edad, o que tengo muchas cosas en la cabeza o que no tengo tiempo. Es mucho trabajo, escuchar todo y filtrar un poco, porque tengo poco tiempo, hay mucho clásico que aún no conozco, a pesar de estar tanto tiempo escuchando música, y siento que no puedo perder el tiempo. No puedo estar escuchando algo para ver si me gusta. Todo lo que escucho de nuevo, yo ya sé que me va a gustar porque voy a lo clásico, aunque sea nuevo para mí, sé que ha pasado el cedazo del tiempo. Si ha llegado hasta ahora la música que tiene un tiempo —no hace falta que sea mucho tiempo— seguro que va a ser buena. Ahora no me permito perder tiempo, porque no lo tengo y quiero disfrutar de la música. Además que no hace falta escuchar las cosas cuando se hacen en el momento. No me gusta que la gente haga como yo, porque cuando sacas un disco necesitas respuesta, que te animen, que te apoyen. Entonces, espero que no todo el mundo sea como yo. Creo que es la edad.

 

Respecto a lo que dices del idioma, como Irredempt está enteramente en catalán, inicialmente qué gira de conciertos de presentación tienes previsto ¿Cataluña, Valencia, Baleares? O ¿directamente una gira más amplia?

 

Claro, por el marco lingüístico esto sería lo normal donde actuar, porque es donde hay gente que entiende el idioma en que están compuestas las canciones, pero siempre, en todos los países hay una parte de público que le interesa la música de otro sitio aunque no entienda el idioma. Es normal que no llegue al gran público cuando no se entiende el idioma, pero en Madrid hay mucha gente a la que le interesa la música en catalán, aunque no entienda las canciones. He tocado en muchos sitios del mundo donde no ha existido este problema. He tocado en Brasil, Cuba, Uruguay, donde no se entiende el catalán y no ha sido un problema. Venía la gente que tenía un interés particular por la canción de autor. Lo raro fue en Serbia, en la Universidad de Belgrado hay un lector de catalán que trabaja mucho y tiene allí doscientas chicas —hay 199 chicas y un solo chico— que estudian catalán además de francés, portugués o castellano, y se sabían todas las canciones. Así que de repente estás tocando en Belgrado y está la gente cantando las canciones de Jacint Verdaguer, es una cosa que no me había pasado nunca. Lo normal cuando vas fuera es que no conozcan las canciones —que la gente vaya por curiosidad, a ver si le gusta o no le gusta, a ver qué encuentra interesante—, pero no que te encuentres con gente que ha trabajado las canciones, que le gusta, se las sabe, levante la cerveza y que cante las canciones de Jacint Verdaguer. No nos lo esperábamos, íbamos a pasar un fin de semana en Belgrado, a disfrutar de la ciudad, a conocer gente y a pasar un concierto que se preveía difícil, y en vez de eso fue una maravilla.

 

Lo que has dicho de escuchar música en otros idiomas me hace pensar por ejemplo que aquí o en América Latina se ha escuchado a Serrat cantando catalán o a The Beatles y Rolling Stones o Ne me quitte pas sin necesariamente saber el idioma de esas canciones, por citar solo estos ejemplos…La música conmueve.

 

Es que todo lo que has citado era muy bueno, estaba muy bien tocado y muy bien grabado, eso no pasa en todas las músicas. Es como la gente que va a la ópera, que puede estar en italiano, alemán o francés.

 

Roger Mas.

 

Volviendo a tu disco y hablando de Verdaguer, en Iderrempt hay varias canciones que no son de tu autoría: además del poeta catalán, hay una canción de Goethe y otra brasileña. ¿Cómo escoges lo que quieres versionar? En concreto ¿cómo escogiste estas tres canciones?

 

La más fácil fue Lo comte Arnau porque de algún modo fue un encargo, porque en el país —que en mi catalán es el terreno, no el Estado ni una nación— es lo que veo, donde hay una unidad de paisaje. Entonces desde el país, Ripoll, en Sant Joan de les Abadesses [San Juan de las Abadesas] me pidieron hacer un concierto y cantar algo sobre el comte Arnau [conde Arnau]. Como había trabajado muchísimo a Verdaguer y me gustaba mucho este poema, pues lo musiqué para esta ocasión.

 

La lluna girà fue escogida porque hace un año y medio estuve trabajando en São Paulo con Benjamin Taubkin, el pianista brasileño, con quien inauguramos el Mercat de la Musica Viva de Vic el año pasado (MMVV 2014). Estábamos allí en Brasil y un día después de trabajar, por la noche me llevó a ver un concierto, y me quedé alucinado de ver una gente de Salvador de Bahía que hacía música tradicional, pero no samba, era música realmente tradicional, todos los palos posibles, que ellos están investigando. Se trata de un hombre mayor, muy respetado, que toca la flauta con una banda de gente joven, que dirigía un tipo mayor, con mucha experiencia. Los cantantes eran jóvenes, muy buenos, estaba Lucas Santtana, que me gustó mucho, y Karina Buhr, que me pareció una maravilla, porque era como una rockera nihilista pero en Brasil, de imagen como desgarradora, con el maquillaje corrido y con una estética muy agresiva, pero que a mí me transmitía ternura, a pesar de lo aparentemente agresiva. Tenía algo muy especial esta chica, cantó Minervina y quedé fascinado. Entonces empecé a encontrar versiones, una de Milton Nascimento, hay muchas versiones de esta canción. Yo la cantaba en casa para dormir a mis niñas, en portugués, y de cantarla en portugués pues nos fuimos dando cuenta que se parecía mucho al catalán y casi sin ser conscientes fuimos cambiando las palabras hasta que se tradujo como sola, porque no es una traducción en el sentido de adaptarla totalmente, sino que es bastante literal.

 

El poema de Goethe fue porque, como te decía antes que no escucho música nueva, yo tenía mucho interés en conocer el lied alemán, y claro, hay muchas cosas y yo no conocía. Por suerte tengo muchos amigos que sí las conocen, yo los busco y les pido cosas: a Raül Garrigasait, que es un gran amigo, gran traductor, filósofo y filólogo alemán, le pedí "oye, para entrar en el lied alemán dime algo, una canción que me deje alucinado y yo pueda seguir buscando a partir de ahí". Me mandó la traducción que Miquel Desclot había hecho de El rei dels verns, porque yo no entiendo alemán. Me quedé pasmado, además era la comida de Navidad, estaba rodeado de niños, y yo leyendo eso, casi me pongo a llorar de la tristeza, de tener tantos niños al lado y leer algo tan triste y desgarradora, de ese viaje, porque los mayores se van, pero a los pequeños te los roban de las manos. Cuando tienes niños y lees ese poema, ¡wau!, los niños no se mueren, te los arrancan. Me pareció algo muy duro, pero tenía belleza a la vez, me pareció maravilloso. Tuve que trabajar mucho, porque para la música que yo había hecho quería una adaptación nueva. Yo no sé alemán y mi amigo Oriol Prat tampoco. Estuvimos trabajando intensamente a distancia. Teníamos la ayuda de mi amigo Garrigasait, quien cada noche recibía lo que habíamos hecho, para asegurarnos que seguíamos fieles al original alemán. A partir de traducciones al inglés, al francés, al castellano y al catalán, trabajamos para conseguir la misma métrica, mantener la rima y todo siempre con la supervisión de Raül Garrigasait. Fue un trabajo divertidísimo, no he vuelto a hacer un trabajo así tan intenso. Para mí es la canción preferida, porque mis propios textos son difíciles, es fácil defender tu propia música, pero tus propios textos no, porque te desnudas, y a mí no me gusta estar…Me pongo en el escenario, sé que algo de exhibicionismo debe haber, pero no me siento cómodo. No me gusta explicar mis propios textos, en cambio explicar los poemas de otros a los que les he puesto música es muy fácil. Además, que son buenísimos. Cuando pongo música a un poema es porque me parecen realmente extraordinarios. Pactaría con el diablo para escribir algo que se pudiera parecer, bueno, hubiera pactado, ahora ya no.

 

¿Por qué lo dices?

 

Es que crecimos. Pero a los veinte o veinticinco hubiera vendido mi alma para hacer algo bello con la canción, ahora no, porque para mí es más importante ser feliz en esta vida que hacer canciones bonitas. Sé que tan mal no lo voy a hacer y no hace falta llegar a hacer nada…O sea, la música es algo, primero, para ser feliz, y después, para comer. Si es para ser feliz, no puede ser más importante que uno mismo, la propia familia y los amigos. Yo no sé si antes del siglo XIX existía esta fiebre a la que hemos asistido en el siglo XX, fiebre de artistas —artistitis terribles—, artistas muy buenos que consiguieron cosas realmente alucinantes, pero a costa de dejarlo todo, para perseguir eso. Yo no quiero eso. Prefiero ser feliz como persona, si consigo hacer una canción más bonita o más fea, pues bueno, y si le gusta a un poquito más de gente y encima podemos llegar a fin de mes, maravilloso. Eso no quiere decir que no me tome en serio el trabajo, solo que no puede ofuscarme… Digo esto porque quizá lo sentí en algún momento, esta necesidad de perseguir un sueño, cuando uno persigue un sueño se olvida de todo y si uno se olvida de todo se ha olvidado de uno mismo también. Si uno se olvida de uno mismo, los otros se olvidan de él también y la soledad es muy… Es que cuando tenía veinte años me imaginaba como un eremita, en una iglesia en una montaña, perdido.

 

Y ahora has cambiado ¿no?

 

Ahora estoy convencido que la práctica totalidad de las mujeres y los hombres moriríamos después de meses y meses de no ver a otra persona. Somos animales sociales que necesitamos el cariño. ¿En qué nos convertiríamos? Igual no estaría tan mal, pero yo no lo quiero. Además con la edad…porque a los veinte, sobre todo los machos, tenemos la testosterona muy alta, y tendemos a pensar que podemos con todo. No sé si a las mujeres les pasa igual, pero en los hombres de los quince a los veinticinco hay mucha hormona. En cambio con la edad, los primeros encuentros con la propia fragilidad, las primeras veces que uno ve eso, son como atisbos, es que tengo cuarenta años, no soy mayor, son solo atisbos, pero yo lo siento muy fuerte, ver que hay cosas que ya no son como antes, no tienes la misma fuerza, el mismo aguante, no ves tan fino. Son encuentros con la propia fragilidad, y saber que esto va a ir a más, pues me da más ganas de nido, de cultivar que me cuiden, de cuidar, de disfrutar de los otros, y procurar que los otros puedan disfrutar de mí. Porque no me imagino la soledad.

 

Me recuerdas lo que dice la filósofa Judith Buttler, que hace poco estuvo hablando en Barcelona a propósito de la exposición sobre el futuro de los humanos del CCCB. Ella dice que el cuerpo es el lugar de la fragilidad del ser humano y por ello nos hace ser humildes.

 

Sí, con la edad nos vamos llenando de cosas. Lo que pasa es que soy sagitario y estoy disparando la flecha al infinito siempre, y la flecha siempre se va sola, porque yo estoy con los pies en el suelo, en la tierra, disparando flechas al infinito que van y dan, yo voy con la imaginación, pero yo no voy, no soy un aventurero, soy un soñador.

 

Para retomar el disco, en Irredempt hay canciones en primera persona como M' estimo molt y Mentides, otras no, como Aquell llac. ¿Cómo utilizas el punto de vista en la creación de las letras?

 

Depende de lo que quiero que entienda el público o de lo que quiera que no entienda. No sé bien, es difícil de responder esta pregunta. A veces son cosas que están en primera persona y realmente son en tercera persona, y al revés.

 

¿Esto quiere decir que hay historias que cuentas como tuyas pero son de otros y viceversa?

 

Sí, porque la mejor manera de esconderse es no saber cuándo es verdad y cuándo es mentira y hasta qué punto, y mezclar realidad y ficción. Porque uno escribe también porque tiene la necesidad de compartir dudas, sentimientos y heridas, pero uno no quiere desnudarse tampoco. Es como compartir estas cosas sin desnudarse, porque es más importante compartir el sentimiento que la historia real. Lo importante es el sentimiento, no si eso pasó o no pasó, o con quién pasó. Me da mucho apuro desnudarme y a la vez es un ejercicio de streptease total.

 

Bueno, pero los escuchas no sabemos si es verdad o no.

 

Eso es lo mejor. Lo mejor es pensar que es una historia. Es lo que tiene que pensar la gente allegada, que es la que se puede ver reflejada en algunas cosas.

 






 
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