Berta Rojas bucea con su guitarra en el mar de los sonidos latinoamericanos

EFE - La guitarrista Berta Rojas está enfrascada en la preparación de este nuevo trabajo, en el que buceará en el mar de sonidos del Caribe, un paso más en su empeño por llevar a las seis cuerdas ritmos de toda América Latina, desde la guajira al son cubano, y desde el tambito al bolero.

"La zona del Caribe tiene mucha riqueza musical por influencia de los ritmos africanos, y tengo ganas de abrazar nuevos proyectos para capturar esos sonidos", dijo la intérprete en una entrevista con Efe.

Fue Paraguay el país que le aseguró el espaldarazo internacional, a través de su largo idilio con las piezas del guitarrista paraguayo más universal, Agustín Barrios "Mangoré", cuyo retrato en el disco Día y Medio (2012), que Rojas trazó junto al saxofonista cubano Paquito D'Rivera, le valió su primera nominación al Grammy Latino.

La artista también ha sentado a su mesa a otro grande de la música latinoamericana, Astor Piazzolla, a través de la narración que entretejió con la reconocida Camerata Bariloche en su Historia del tango (2015), álbum con que obtuvo su tercera nominación al Grammy Latino, tras la lograda con Salsa Roja (2013).

Pero apunta que no solo se nutre de las partituras de grandes figuras sino que se inspira en la música que descubre viajando por Latinoamérica, y en las "peñas", las improvisadas veladas musicales típicas de su país.

"Paraguay es muy conocido por sus peñas, esas tertulias musicales en las que uno se queda cantando hasta quedar sin voz. En mi casa son frecuentes estas reuniones con mis amigos, que no son solo encuentros para el corazón, sino también lugares de aprendizaje", explica Rojas.

En estas "excursiones hacia la bohemia" aprende, por ejemplo, nuevas "articulaciones y golpes" para la mano derecha, que es la que "encierra los secretos de la identidad de cada pueblo", al ser la encargada de rasguear las cuerdas para hacerlas vibrar.

La artista afirma que estos encuentros son "una carga de energía" para afrontar las largas horas de práctica en solitario.

Rojas también acostumbra a romper con "la soledad del guitarrista clásico" a través de la formación de los jóvenes talentos.

Es el caso del Ensamble Pu Rory ("sonido festivo", en guaraní), un proyecto que beca a 20 intérpretes de Paraguay para suplir las carencias en formación musical en el país y facilitar su inserción laboral en el reducido mercado local.

Compagina esta labor con los encuentros que mantiene en centros educativos del país, donde charla con los alumnos sobre "el orgullo de ser paraguayo".

"Creo que el paraguayo no tiene conciencia del valor de lo propio. Pero si no entendemos nuestros ritmos, nadie lo va a hacer por nosotros. Yo les hablo de la necesidad de formarse y trabajar, a ver si ese ritmo sincopado que llamamos polka paraguaya se convierte en un hit mundial", dice Rojas.

La intérprete insta a esos jóvenes a evitar la fuga de talentos y pone como ejemplo a Mangoré, quien se vio forzado a trasladar su música a lugares distantes, como El Salvador, donde se encuentra enterrado.

"El hecho de que Mangoré esté enterrado en El Salvador es un buen recordatorio de lo que pasa cuando no estimulas y apoyas lo bueno que tienes en tu tierra", enfatiza Rojas, quien no es partidaria de repatriar los restos del artista a Paraguay, como solicitan el Congreso paraguayo y algunos de sus descendientes.

Además de la preparación de su disco y sus proyectos educativos, Rojas está retomando algunos de sus conciertos, que se vio obligada a cancelar el pasado año después de que le fuera detectado un cáncer de mama en su estadio inicial, contra el que sigue en tratamiento.

"No me mueve la prisa por retomar una carrera con la carga de estrés que tenía antes. Mi aprendizaje con el cáncer ha sido la necesidad de un balance entre el trabajo, el descanso y el tiempo de recreación, que es tan importante como el que dedicas a trabajar. La vida no puede ser de un solo color", recalca.