Ir dejando huellas en el mar, huellas evanescentes instaladas en la memoria difusa y también precisa de los que te han acompañado haciendo Historia en la música popular nacional. Esa música nacida de varias otras que sumadas dejan una herencia singular, la que viene con uno, la que no se pudo soslayar. Haber oído en el silencio cuando un canto con otro abren una tercera puerta por donde husmear algo así como futuro o al menos un asunto que pide su lugar. Estelas en el mar…
Patricio Castillo lleno de herramientas, instrumentos y paisajes, sube montañas y cruza ciudades, como pocos. Atentos los ojos y los oídos, distinguiendo en la multitud el ruido que el alma vuelve sonoro y así vamos camino hacia el mundo, hacia el fondo del mundo por una pequeña calle, por una pena mayor, por una alegría sorpresiva, por un amor que llama, por una partida y un regreso.
Huellas de canto personal y por eso indeleble, canto que remedia, que echa a volar y retrata, canto que repone la sangre, canto que el amor nos pide. Canto inevitable y por eso honesto, porque habrá valido la pena vivirlo. Siempre y en todas partes son contadas las personas a las que se les plantea de una manera natural, romper la vitrina, botar la estantería y plantar semillas inciertas pero verdaderas.
Huellas en el Mar es un trabajo íntimo, el trabajo más personal en su discografía, es el resguardo de una memoria imborrable. En él se reparten los momentos instrumentales del compositor para guitarra, la guitarra nuestra de esta parte del planeta y de la cual Patricio Castillo es uno de sus precursores; y los cantos con texto traídos desde un corazón puesto sobre la mesa desnudo. Elegante, sin estridencias estilísticas avanza por las complejidades armónicas necesarias para decir lo que hay que nombrar cantando, lo imprescindible del dolor y la maravilla.
…"vuela su zorzal libre en el azul…" recogiendo la voz desde un fondo de luz….
Patricio en este trabajo, nos demuestra una vez más, el ser de un buscador principal de una generación puente. La que estuvo en la primera línea cuando los horrores nacionales mostraron la bestialidad que no creíamos contener. Estuvo allí, fundador y protagonista de fondo y su devenir no fue predecible, entró a la plaza por una puerta diferente y estampó su gesto crucial en múltiples trabajos ajenos, agregando maestría y musicalidad en todos ellos. Pero ciertas vidas amargas esparcen sombras discriminatorias sobre aquello que fue colectivo y generoso. Son esos amargos los que deterioran buena parte de la diversidad y riqueza de nuestra herencia cultural.
Huellas en el Mar… las flautas piensan su dibujo y dejan su frase en el aire, las guitarras sujetan el viento que sopla desde tan lejos el susurro de todo aquello que la vida suma y nos tiene aquí dándole la vuelta a la esquina. Trabajo de ternura y claridad musical. El tiempo en el oficio de componer la densidad del aire, entrega síntesis, sencillez y refinamiento.
Nada ha sido en vano y todo late como el primer día. La juventud se acumula cuando los ojos permanecen abiertos escudriñando la realidad. Hemos venido desnudos y susceptibles y por eso podemos demostrar que podemos ser mejores que lo que ha sido. Este trabajo es de arte natural y propio y por eso contribuye a ese espíritu que enriquece a los seres humanos.
La cantautora catalana Lia Sampai, originaria de las Terres de l'Ebre, se encuentra en la antesala del lanzamiento de su tercer álbum de estudio Un Delta fràgil, previsto para el 18 de abril y del que acaba de presentar su segundo single.
La trovadora chilena Elizabeth Morris emerge una vez más con su nuevo trabajo, Los ojos del corazón, un álbum que refleja un proceso creativo de introspección y madurez artística.
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