El Festival Internacional del Bolero en Nicaragua se consolida como un espacio para el desarrollo y la promoción de ese género musical tras la celebración de la sexta edición.
PL | Yanet Llanes Alemán - Desde su origen en 2013, la cita acoge a una mayor cantidad de participantes foráneos y también gana adeptos aquí, donde existen intérpretes con una legendaria trayectoria.
El reconocimiento de artistas internacionales y de un público con preferencia por melodías de amores y desamores repercute en el prestigio del evento, que impulsa una imagen de Nicaragua como destino cultural.
Durante la sexta edición del Festival, celebrada del 9 al 14 de febrero, cantantes de 11 naciones llevaron su música a ciudades nicaragüenses sin costo alguno para el público.
"Nos alegra mucho saber que el bolero sigue vigente, es un género musical latinoamericano con raíces en Cuba que se conserva hoy en nuestro país", declaró a Prensa Latina Ramón Rodríguez, uno de los organizadores del evento y director del Teatro Nacional Rubén Darío.
La calidad de los artistas invitados, el entusiasmo del público, el apoyo del gobierno, el sector privado y de las embajadas de los países representados hicieron del festival un éxito, agregó el también director de la Camerata Bach.
En esta ocasión, el evento rindió homenaje al reconocido intérprete pinolero Adolfo Obando Silva, con una carrera artística de más de siete décadas. A sus 86 años, el popular músico cantó con pasión temas del conjunto cubano La Sonora Matancera (1920), uno de sus preferidos.
Las ciudades de Masaya, Diriamba, Diriá, León, Granada, San Carlos, Matagalpa, Juigalpa, Nandaime y Managua fueron sedes del encuentro.
La cantante hondureña Ángela Bendeck aseguró que en todos los lugares recibieron el cariño y la acogida del público. "Me llevo una grata experiencia", comentó.
Por su parte, Gibrann, representante de México, agradeció compartir con artistas de otros países como Colombia (Fabián Cárdenas), Guatemala (Rocío Recinos), El Salvador (Ademir Barbosa), Costa Rica (Allan Guzmán).
"Me hace muy feliz estar aquí, es una nación preciosa, una joya que hay que cuidar", expresó el artista.
De igual manera, la cantante japonesa Nobuyo Yagi mostró su satisfacción por participar por primera vez en el evento con la interpretación de temas latinos.
Nicaragua estuvo representada por el grupo Los Clarineros, el trío Los Juglares, Rebecka Molina, Adilia Gutiérrez, Álvaro Villagra, Luis Enrique Mejía Godoy, Laureano Ortega, la Camerata Bach y Dagoberto Palacios.
"Aquí —indicó Palacios— se vive y se goza el bolero. Tengo 23 años y participé en todas las ediciones anteriores. Esta música maravillosa que tuvo su auge años atrás nunca va a pasar de moda, porque vienen otras generaciones que continuarán con el Festival, incluso lo harán más grande".
Para mí es un placer compartir aquí en Nicaragua temas como Lágrimas negras del trovador cubano Miguel Matamoros, refirió la panameña Any Tovar, al resaltar sus raíces caribeñas, latinas y su identificación con boleristas de la mayor de las Antillas.
En ese sentido, el cubano Antonio Guzmán comentó el orgullo que siente cuando reconocen a Cuba como nación de grades boleristas, soneros, "y como cuna de una cultura que se ha extendido por toda América Latina y el Caribe".
"Mientras exista el romance y una mujer hermosa el bolero nunca va a desaparecer", aseguró Niní Cáffaro, de República Dominicana.
La cantautora catalana Lia Sampai, originaria de las Terres de l'Ebre, se encuentra en la antesala del lanzamiento de su tercer álbum de estudio Un Delta fràgil, previsto para el 18 de abril y del que acaba de presentar su segundo single.
La trovadora chilena Elizabeth Morris emerge una vez más con su nuevo trabajo, Los ojos del corazón, un álbum que refleja un proceso creativo de introspección y madurez artística.
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