El tiempo es tal que todo animal bruto
requiere amor y cada cual encuentra su par:
al ciervo bravo oigo bramar en el bosque
y su feroz bramido por dulce canto es tenido;
garzas y cuervos tienen tanta melodía
que, deleitando, a su semejante enamora.
El ruiseñor de tal caso se entristece
si su canto a su enamorada espanta.
Pues bien, si me duelo, el doler es debido
a que veo amados a quienes son incapaces de amar
y al grosero por apto veo pasar,
amor hace que no sea conocido.
Y de ello me viene un piadoso lamento
pues desamor ciega a mi señora,
ignorando al sirviente que la adora,
no quiere pensar cuánto y cuál es su amor.
No como quién ha perdido sus bienes
arriesgándolos para poder ganar
os he amado para que me quisiérais amar,
deliberado, no he venido al amor.
Desnudo me encuentro, vestido de gruesa manta:
mi voluntad, amor la tiene en prenda
y de lo que mi corazón se duele
es de cómo no ve mi necesidad, que es tanta.
Lirio entre cardos, con milanos cazo la cigüeña
y con el perro faldero la liebre corredora.
Las dos viven tranquilas en el mundo
y mi pecho flaco el paso de Ramos canta.
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