La trovadora colombiana Marta Gómez presentará el próximo mes de abril La alegría y el canto su nuevo trabajo en el que comparte talento y canciones con "artistas que alumbran mi vida y que me hacen ser mejor ser humano y sobretodo, más feliz". A finales de este mes lanzará el primer corte del disco, "Lo innombrable".
El año pasado Marta Gómez decidió tatuarse en su brazo derecho el verso "Ensayar en la tierra la alegría y el canto", de la Canción para un niño en la calle de Armando Tejada Gómez y Ángel Ritro. Puede suponerse que, cuando uno graba en su piel para el resto de su vida una sentencia como esta, fija también un compromiso vital con su contenido.
Será por eso que —para ensayar en la tierra— la trovadora colombiana ha titulado así su último trabajo: La alegría y el canto, un disco que comparte con algunos de sus "músicos favoritos", estos que "alumbran mi vida y que me hacen ser mejor ser humano y sobretodo, más feliz".
Los cuentos de Nicolás Buenaventura; las voces de Pedro Guerra, Georgina Hassan, Nano Stern, Guafa Trío, José Delgado, Manu Sija, Idan Raichel, César López, Julián Bozzo y Liuba María Hevia; los cuatros de C4 Trío; la marimba de Hugo Candelario; la armónica de Franco Luciani; la batería de Salvador Toscano, el piano de Antonio Mazzei; y la voz y la mirada de Raquel Riba —creadora del personaje de Lola Vendetta—; acompañan a Marta Gómez en este proyecto: "A todos los amo con el alma. A todos los admiro profundamente y de todos aprendo". Quizá por ello es un disco generoso donde la humildad de la colombiana provoca un efecto de tributo inverso donde el homenaje no se rinde a la anfitriona sino a los invitados.
Un homenaje que se hace explícito en los comentarios de la propia Marta al principio de cada canción que —cosas de la tecnología— solo pueden escucharse si se reproduce el CD desde el principio y secuencialmente.
Pero más allá de una "excusa que he buscado para poder abrazar a varios de mis amigos del alma", este trabajo resulta un brillante ejercicio de música y sensibilidad y —lo dice el título a modo de spoiler— de alegría y canto. Ya desde la portada, el ilustrador y promotor cultural Pedro Strukelj confecciona una pequeña obra de arte en donde desde un fondo amarillo —¡bravo!— y con trazos simples —casi sin separar el lápiz del papel— se reconocen inequívocamente las manos de Marta Gómez en las manos dibujadas.
Detrás de esas manos, 17 temas —nueve de ellos inéditos—, propios y ajenos, algunos que ya conocíamos en las mismas voces y otros que ahora podremos escuchar en voces distintas. Versiones antológicas en varios casos como esa Solo luz de Raúl Carnota, solo con voz y armónica, o Ritualitos con estos magos venezolanos del cuatro que son los C4 Trío, o esa espectacular La melancolía que Marta lleva años paseando por los escenarios y que hasta ahora no se había atrevido a publicar.
O también Lo innombrable, que será el primer corte que publicará esta próxima semana, una potente canción que es en realidad un himno a las madres, a las hijas, a las mujeres, en fin, que cargan con todo el dolor y toda la alegría del mundo.
Marta Gómez ha creado una vez más un disco antológico, que en ocasiones podría parecer algo disperso —no olvidar que es un disco de colaboraciones— pero que tiene en cada canción, en cada compás, en cada nota a Marta Gómez; que es —disculpen los que crean que exagero—, de lo mejor que le ha pasado a la música de autor en español en lo que va de milenio.
El brazo derecho de Marta Gómez: «Ensayar en la tierra la alegría y el canto».
© Xavier Pintanel
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