El pueblo gitano ha sido fundamental en la creación de nuevos estilos y géneros musicales mediterráneos.
Los Balcanes, al noreste mediterráneo, es una zona de gran riqueza étnica. Allí, el pueblo gitano ha fusionado su música con el maremágnum cultural y étnico de la zona, creando puentes musicales entre oriente y occidente.
Diversas son las circunstancias socioeconómicas que llevan a las personas a emigrar de su país nativo hacia países donde poder mejorar sus condiciones de vida. Ahora no nos detendremos a detallar las causas de este movimiento de personas; pero sí haremos una mirada al inmigrante y a su país de acogida en el marco de la región Mediterránea.
Esta convivencia intercultural también ha generado sus frutos a lo largo de la historia de la música mediterránea: por un lado, han surgido nuevos estilos y géneros musicales que con los años han sido asimilados e incluso reconocidos por el país de acogida como propios, como el caso de las músicas procedentes de la cultura gitana (la rumba catalana, el flamenco…).
Ayer, día 16 de noviembre, la UNESCO ha declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad diferentes expresiones de la música (y la cultura) mediterránea.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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