Marta Gómez

El conde Olinos [o Romance del conde Olinos]


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Versión de Cecilia Todd

Madrugaba el conde Olinos,
mañanita de San Juan,
pa' dar agua a su caballo
a las orillas del mar.

Mientras el caballo bebe
él canta un dulce cantar.
Todas las aves del cielo
se paraban a escuchar.

Caminante que camina
olvida su caminar;
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.

La reina estaba labrando,
la hija durmiendo está.
Levantaos, Albaniña,
de vuestro dulce soñar.

No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
que es la voz del conde Olinos
que por mí quiere finar.

Si por tus amores pena,
¡oh, malaya su cantar!
Ni porque nunca lo goces
yo lo mandaré matar.

Si lo manda matar, madre,
juntos nos has de enterrar.
Él murió a la medianoche
y ella a los gallos cantar.

A ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
a él como hijo de condes
unos pasos más atrás.

De ella nace un rosal blanco,
de él nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro
los dos se van a juntar.

Las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan,
y las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.

La reina, llena de envidia,
ambos las mandó matar.
El galán que los cortaba
no cesaba de llorar.

De ella naciera una garza,
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.


Versión de Leda y María

Madrugaba el conde Olinos,
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras su caballo bebe
canta un hermoso cantar,
las aves que iban volando
se paraban a escuchar.
"Bebe, mi caballo, bebe,
Dios te me libre del mal,
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar".
De la torre del palacio
la reina le oyó cantar.
"Mira, hija, cómo canta
la sirena de la mar".
"No es la sirenita, madre,
que esa tiene otro cantar;
es la voz del conde Olinos
que por mis amores va".


Versión de Marta Gómez

Madrugaba el conde Olinos,
mañanitas de San Juan,
pa' dar agua a su caballo
a las orillas del mar.

Mientras el caballo bebe
él canta un dulce cantar.
Las aves que iban volando
se paraban a escuchar.

"Bebe, mi caballo, bebe,
Dios te me libre del mal,
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar".

De la torre del palacio
la reina le oyó cantar.
"Mira, hija, cómo canta
la sirena de la mar".

"No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar;
es la voz del conde Olinos
que por mis amores va".

Si por tus amores viene,
no lo dejaré pasar
que para casar contigo
le falta sangre real.

Si lo manda matar, madre,
juntos nos verá volar
que si mata al conde Olinos
a mi me verá penar.

La princesa con tristeza
no cesaba de llorar.
Él murió a la medianoche
y ella a los gallos cantar.

A ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
a él como hijo de condes
unos pasos más atrás.

Ella se volvió paloma,
él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos se van a gozar.

Caminante que caminas
deja tu sueño al andar;
navegante que navegas
echa tu cuento a la mar.


Autor(es): Popular española

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