
A la vida no perdono
A la vida no perdono
que mi piel haya teñido.
Al destino yo lo culpo
por mi eterna soledad.
Se me niega mi derecho
a querer a quien yo quiera.
Y en la tierra en que nacido
no soy ni dueño ni de mí.
¿Quién elige de la gente
el color de sus cabellos?
¿Quién le dice que en la tierra
hay miserias o hay riquezas?
Si su hermano es un cristiano
o por algo lo odiará.
En la noche rumorosa
de fulgores y fragancias
es un potro encabritado
en mis venas su caudal.
Y estas ansias de ternura
que mi pobre alma guarda
sólo encuentra su descanso
desgranando una canción.
Autor(es): Óscar Cáceres, Rolando Alarcón