Augusto Blanca

Poblina del novio


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“Y Blanca siempre fue una mujer delgada, siempre fue una mujer elegantemente... bueno, como tú la ves, elegante, muy derechita. Un día 29 de noviembre, ya yo conocía a Blanca y le (...) a hablar ‘Tú me gustas bastante, yo vengo aquí con frecuencia porque tú me gustas’. Ella me dio una contestación que yo no…recuerdo. Pero yo le insistía. Pasan los meses, la distancia.. la veía ná más en el parque. Yo ná más la podía ver en el parque”.

Dejar que los amigos, cuando haya algún herido
por el dardo de cupido y esa herida es fulminante
pues se le nota en el rostro, en el brillo de los ojos
en las profundas ojeras, en el soñar por el día
y en el intentar poemas en noches de luna llena.

Dejar que los amigos, los de mayor experiencia
lo atiendan, lo aconsejen y le apliquen transfusiones
como...:"a mí me trataron muy mal,
me insultaron y el muy bestia me amenazó con echarme,
desde el balcón, si volvía un jarro de agua caliente
y de sacarme los dientes…"si con esto no vuelve en sí,
si insiste en su empeño habrá que dejarlo morir".

A mí me atendieron, y el viejo me brindó un puro de a peso
me colaron buen café y arroz con leche de abuela
y vino seco con hielo, la vieja es un pan de molde,
(los que son insoportables son la tía y el primito
pero en fin no determinan a la hora de opiniones).

Al novio habrá que afeitarlo aunque aún no tenga barba
sacarle las espinillas aunque le queden las marcas,
al novio habrá que ponerle el traje herencia del padre,
debe resultar gracioso, cortés, muy caballeroso,
y si le ofrecen un dulce dejar siempre la vergüenza
y reír las malacrianzas de los menores de casa.

Al novio habrá que explicarle cómo se pide la mano
y aplicarle el seminario del nudo de la corbata,
al novio habrá que enseñarle cómo besan los artistas
(cuidando bien el aliento y el baile del ladrillito).
y dónde llevar las manos en el cine, en la penumbra
y cómo esconder al niño que crece en el pantalón.

Dejar que los amigos se despidan en la esquina
pues la guerra que comienza tiene que emprenderla solo,
allí quedará el campamento de consejeros mayores
por si hace falta una ayuda más si le dieran la entrada
tendremos baja segura, un matrimonio a la vista.

Y entonces los amigos izarán a media asta
la bandera de la tropa y serán tres días de duelo
y allí el batallón de solteros disparará nueve salvas
por el amigo que parte pues de ahora en lo adelante
lo verán acompañado desertor y enamorado,
ya perdido para siempre.


Autor(es): Augusto Blanca