Augusto Blanca

Poblina de la nueva glorieta


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Mi pueblo era un parque, una iglesia, un laurel
era una parroquia y un viejo burdel,
un bar, una escuela y un sucio cuartel,
mi pueblo era un rio que quiso arrancar
tres veces el puente y no lo logró,
mi pueblo era solo una usada moneda un cansado reloj.

Mi pueblo una rota mesa de billar
una anciana ceiba un poeta cantor,
tres calles muy anchas, blancas y un hotel,
mi pueblo era un loco sentado al portal,
un profeta ciego un torcido metal,
mi pueblo era solo una zancadilla al potro más veloz

Pero por fortuna en el parque mi pueblo
tenía una afrodita de esas de provincia
cómplice discreta, diosa confidente
la más consecuente y amiga glorieta

Ahí nací yo un domingo de San Juan
y hubo fiesta familiar pues pusieron el mantel
y mi padre en portal no se cansó de ofrecer
tabacos y cidras a granel

Ahí nací yo y a grito limpio llegué
¿a quién se le ocurre nacer un domingo como aquel?
pero pronto me calmé, cuando mi madre me habló
la complací y me callé

Ahí aprendí a caminar, a correr, a discutir,
quería comerme al mundo, multiplicar los segundos,
quería tocar profundo, tenía prisa por zarpar,
y tuve amigos vaqueros, poetas y bandoleros,
patinadores, troveros, un ejército infantil.

Ahí nací yo y de niño me estiré
tal vez por adelantarme apuré tanto en crecer
que por mucho que luché desde entonces para acá
de aquel tamaño quedé

Ahí nací yo y el primer amor abrió
una sombrilla a la luz, un sinsonte echó a volar
sinsonte echó a volar hasta la orilla del mar
y en la esquina un pregonero
de repente enmudeció.

De ahí me llevé la mañana más soñada de este siglo
y una bandera de enero flotando desde mi alero
y un fuerte olor a campanas en aquel amanecer,
y mi primera afeitada y mi primera estocada
y mi primera emboscada y mi primera canción

Me fui de mi pueblo mis riendas solté
y aún mis oídos guardan el chirriar
del tren por los rieles con rumbo al azar
me fui de mi pueblo mi almohada dejé
y hoy me retumban en el corazón
pedazos de aquella glorieta cayendo

Vuelve glorieta a girar, hazte dueña del amor
y como un gran ruiseñor canta al mundo nuevamente,

vuelve glorieta a girar, que suene más la retreta
estrena un nuevo danzón a estas ganas de vivir
ya hemos crecido y ahora nadie te va a destruir…

…ni el grito del trombón…


Autor(es): Augusto Blanca