
Acerina
Te aprendí en un libro
lleno de trigales,
en un libro viejo
supe de tus males,
en mi tiempo sólo
supe de tu risa,
bella flor del campo
princesa Acerina.
Y es que en la escuela
no me hablaron de ti,
y es que en la escuela
no me hablaron de ti.
Te aprendí en la tierra
donde crece el drago,
aprendí tus ojos,
aprendí tus manos
en mi tiempo sólo
supe del Idafe,
del amor eterno
que a su pie juraste.
Te aprendí gaviota,
dulce golondrina,
supe de tu canto,
princesa Acerina,
aprendí tu muerte
llena de silencio
mientras al amante
se lo llevan lejos.
Autor(es): Pedro Guerra