
Entre todos
Nuestro pueblo fue el destino
final de mil claridades.
Sus gloriosas soledades
conformaron nuestro sino.
Fue nuestro pueblo camino
abierto siempre a cualquiera.
Tan fecunda sementera
que asumió en su propio fruto
todo el sol y todo el luto
del hombre en la tierra entera.
Por ti, Huelva envenenada;
Jaén tus aceituneros;
Cádiz por tus marineros;
por tus silencios, Granada;
Almería la olvidada,
Córdoba en tus labradores;
Málaga por los clamores
con tu sangre proclamados;
Sevilla por los costados
rotos de tus resplandores.
A ver si es verdad que ahora
de veras te consideran.
A ver si ahora se enteran
de que ha llegado tu hora.
Sobre visigoda, mora,
sobre fenicia, romana,
por romance, castellana,
entre África y Europa.
A ver quién bebe tu copa
gentil de viña cristiana.
Autor(es): Eduardo Álvarez Heyer, Ángel Corpa, José María Maldonado