Manuel Carrasco

Libre


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Una casa sin vida y un reloj que no marca,
ese hombre a su lado no la entiende ni está.
Unas flores que un día le regaló su hermana,
un pecado en la cama, que mejor ocultar.

Se cansó de vivir agarrada al recuerdo,
cada invierno, otra vez, esperando el milagro.
Y así, a veces sueña que el mar se la traga,
¿Cómo atreverse? Y la rutina en llamas,
se ahoga el canto de su corazón.

Libre, esa mujer necesita del viento
para que su alma se la lleve lejos,
y su silencio lo pueda gritar con tanta fuerza.
Libre,
que nadie tiene la culpa del tiempo,
que va dejando que los sentimientos
se vuelvan tibias caricias sin más,
y ya no quemen.

Escribía su cuento en su playa imaginaria,
le gustaba, descalza, poner otros final,
con las uñas pintadas de valor va pensando
una vida en un paso,
si pa´lante o pa´tras.

Una noche a la luna le contó en un suspiro,
y una estrella fugaz respondió a su pregunta.
Y así, soñando el mar, como sirena al agua,
se va nadando y la orilla “Esperanza”
la está esperando con la libertad.

Libre, esa mujer necesita del viento
para que su alma se la lleve lejos,
y su silencio lo pueda gritar con tanta fuerza.
Libre,
que nadie tiene la culpa del tiempo,
que va dejando que los sentimientos
se vuelvan tibias caricias sin más,
y ya no quemen.

Y ya no quemen.

Un café la despierta y suena la llamada,
las amigas no fallan si le da por llorar.