
Esaú
Todos los días Esaú,
vendes tu primogenitura
por un plato de lentejas.
Luego, te quejas.
Entonces gritas: ¡al ladrón,
Jacob me roba el horizonte
y el valor y el desafío,
cuanto era mío!
Pero otras veces la acidez
no te parece que merezca
el grito y tragas tras el trato
bicarbonato.
Esaú,
si las lentejas con su hechizo
no te han llenado hasta el hartazgo,
ten un poquito de ambición.
Esaú,
so tragón,
que al menos sean con chorizo.
Olvida ya tu mayorazgo
y que hagas buena digestión.
Mira qué fácilmente te obnubila
tu hermano Jacob
y casi sin tú darte cuenta
le haces la venta.
Para ti nunca el día es oportuno
para decir: ¡No,
hermano, vete a la puñeta,
me pongo a dieta!
¿Quieres decirme que es la primogenitura
para ti,
acaso vale su usufructo
lo que un eructo?
Esaú,
si las lentejas con su hechizo
no te han llenado hasta el hartazgo
ten un poquito de ambición.
Esaú,
so tragón,
que al menos sean con chorizo.
Olvida ya tu mayorazgo
y muérete de indigestión.
Autor(es): Javier Krahe