
De Pascua Lama
Se mueren los glaciares de muerte lenta.
El glaciar nació altivo y era agua pura
pero muy pronto el hombre la puso dura.
Puso la soga al cuello del agua clara
y era como si fuera una cuchara de hiel artera,
de hiel artera.
Arde el aire del mundo, el calentamiento
y los glaciares sufren ancho tormento.
El calor los golpea sin miramientos
y a ojos vista se esfuman con descontento,
con descontento.
El agua es para el hombre fuente de vida.
Nadie vive si el agua termina herida.
Nadie vive si el agua se hunde en el suelo.
El agua es para el hombre vida y consuelo,
regalo y cielo.
Paren la alevosía, busquen más lejos,
que Pascua Lama existe como un espejo
de luces aurorales bruñido y viejo
sobre el desierto pardo y el negro puerto,
negro reflejo.
El agua es para el hombre
la bienamada,
pero podría hacerse copa vaciada
si no alzamos el puño contra el abuso
de cambiar los glaciares por oro sucio,
por oro sucio.
Autor(es): Patricio Manns