
Puente pexoa
¿Te acordás, mi chinita,
del Puente Pexoa, donde te besé?
Que extasiada en mis brazos,
tú me repetías: No te olvidaré.
Tardecitas de sol,
fiel testigo de amor,
en el Puente Pexoa,
querida del alma,
no existió el dolor.
¿Cómo estarán
en la ensenada del viejo ceibal,
los jazmineros y orquídeas en flor,
a quien cantó dulcemente el zorzal?
Quiero volver
a contemplarme en tus ojos camba,
y que me bese como te besé
bajo la sombra del Jacarandá.
Y ese largo camino
que hoy el destino de mi ti me alejó,
no podrá la distancia
vencer a las ansias de unirnos tú y yo.
Entonces cantaré,
tardecitas de sol,
a ese cielo divino, cielo correntino
que nos cobijó.
¿Cómo estarán
en la ensenada del viejo ceibal,
los jazmineros y orquídeas en flor,
a quien cantó dulcemente el zorzal?
Quiero volver
a contemplarme en tus ojos camba,
y que me bese como te besé
bajo la sombra del Jacarandá.