
Carmen Caldera
Ahora tiene
solamente quince años
aunque su carnet
nos diga veinte y seis.
Bajo el brazo
lleva nuevas teologías
algún poema de Jara
o del Ché.
Cree en el amor
con tanta intensidad
que a todos nos contagia
sin tocar.
Cree en Dios,
pero nunca en esos santos
que predican, en casitas
de marfil.
No, no piensen mal,
lo que pasa es que
a Carmen Caldera
le cayó una bomba
de paz.
Y no es contradicción
verla de roja,
de cristiana en Nicaragua,
o verla aquí
invitando a los demás
a que peleen
aunque sabe que en el fondo
no es así.
No es feliz
si asesinan a inocentes
si en el hambre
se revuelca el papa Pi
si no hay otra salida
ella prefiere
por la vía de las garras
sonreír.
Autor(es): Lito