
Zamba del imaginero
Juan de Dios fue a la madera,
Por las ramas del rocío,
Y en el corazón del Chaco,
Encontró un bosque dormido.
Con paciencia de quebracho,
Iba tallando los sueños,
Y de su imagineria,
Salía el rostro del pueblo.
Cuando el vino nombrador,
Recuerda a Juan de Dios Mena,
Y su memoria en mi guitarra,
Que es de sonido y madera,
Y el árbol que no lo olvida,
Lo busca en la primavera.
Que puro y fiero su oficio,
Hecho de puro silencio,
La vida andaba en sus manos,
Y el la tallaba por dentro.
Se apago, quien lo diría,
Bajo la luz de Mendoza,
Y en sus manos detenidas,
Dormía un bosque de aromas
Cuando el vino nombrador,
Recuerda a Juan de Dios Mena,
Y su memoria en mi guitarra,
Que es de sonido y madera,
Y el árbol que no lo olvida,
Lo busca en la primavera.