Ambiguos

Espejismo


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La tendencia exige que hoy retire este pantalón,
la conciencia ataca pero se empapa de confusión,
la inocencia mostrada en el espejo en su habitación,
la belleza maltratada en los años cuando creció.
¿Cómo vas? Dime niña ¿cómo vas?
¿Qué puedo esperar de tu sonrisa?
despistada, aturdida, condenada y harta de pensar.
La mirada llora al llegar la hora del mostrador y no desentona,
se pone mona para la función.
¿Cómo vas? dime niña, ¿cómo vas?,
¿qué puedo esperar de tu hermosura?
Retratar a la reina consolar a la soledad y a la tristeza.
Igual que arde la lluvia o se congela el calor,
igual que habla el silencio o se enmudece un color.
Espejito dime ya, ¿quién es la más guapa del lugar?

El espectador aplaudía como un desorbitado,
primavera invierno en año nuevo en el nuevo stock.
¿Cómo vas?, dime niña ¿cómo vas?
¿qué puedo esperar de tu figura?
Es igual, no me digas cómo va,
todo sigue igual, ya no hay mesura.
Igual que habla el silencio o se enmudece un color.
Espejito dime ya y él ya no muestra la realidad.

Hoy voy a caer a este lugar, no se distinguir sueño y realidad,
desatad la ironía reflejada al mirar.
Y esta no soy yo, no hay comparación,
en mi gran coraza veo un resplandor irreal que en mi cabeza cobra vida sin más.
Voy a bajar al infierno, llevo un secreto conmigo,
si me da miedo al entrar tal vez no haya marcha atrás.
Voy a bajar al infierno sin nada ni nadie a mi lado,
sé que allí no pega el sol, pues para mí eso es lo que hay.
Y juré sumisión a aquel desconocido con el rabo entre las piernas y su voz me calmó.
Y firmé sin temor un pacto de locura metida en un algujero
y al mirar me cegó y el resto de sentidos fracasó.

El espejo de tu alma es el que dice la verdad,
el reflejo de tu calma contra toda tu ansiedad,
la pasarela es un ejemplo de profesionalidad
donde se mima la irrealidad:
imposibles movimientos y distinto caminar,
se han sentado los cimientos de lo que hay que utilizar,
hay un reconocimiento al genio que logró brillar con sutileza
y saber estar.
Y a dios poner por testigo que no sigo y lo que digo me lo callo no lo sé.
Y a la manzana prohibida está escondida en el cajón de la mesita de tu piel.
Y la verdad es que mi mente es la que miente, se encabrona, se emborrona y no lo ve.
Y sé que no se que si soy lo que parezco o si parezco lo que nunca quiero.