Amenoskuarto

Promesas


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Era una noche de abril cuando una brisa febril entró en la puerta.
Sólo estabas tú sin tu carmín me quemabas, morena.
El cazador milenario espera, paciente y en silencio a su presa,
atento en el escenario sintiendo aprecio por tu silueta.

Una promesa hiciste
coserte algún trozo y faratarlo todo
vas de cabeza a tu destrucción.

Te enseñé que errar es aprender a dudar
y es el camino al final,
de nuevo el poeta volvió a su lugar.

Y antes de que tu muerte llegue,
notarás en la piel más de un pliegue,
son las puntadas que no decidiste,
sueños que sin quererlo cumpliste.

Volví otra vez a reir, porque pudiste dormir sin mi presencia,
en el lago azul te enseñé a distinguir al preso de la condena.
Lejos del calvario del ansia del necio por la recompensa,
robamos al horario el placer sin precio de una cerveza.

Una promesa hiciste
coserte algún trozo y faratarlo todo
vas de cabeza a tu destrucción.

Te enseñé que errar es aprender a dudar
y es el camino al final,
de nuevo el poeta volvió a su lugar.

Y antes de que tu muerte llegue,
notarás en la piel más de un pliegue,
son las puntadas que no decidiste,
sueños que sin quererlo cumpliste.