Bocanada

Martillos del Cielo


Imprimir canciónEnviar corrección de la canciónEnviar canción nuevafacebooktwitterwhatsapp


Tan mugrientos se quedaron, chorreando de tendederos,
que ni el viento los va a descolgar,
engordándose las pulgas, lo mismito que los perros,
un montón de "tequieros".

Vendrán rodando por la cuesta, las cabezas
las que, a cosa hecha quisieron rodar
a la vez que sonríe el gentío y siguen limando asperezas
con la mano a la espalda, cruzando dedos al besar
con la que llena el buche al olvido, blandiendo navajas de afeitar.

Y se perfilan las ojeras con hollín de quemar las aceras,
despues de pisar los altares donde les cayeron los martillos del cielo.
No pediré cada noche a la virgen de nadie,
tan sólo a la luna que nunca te marches.
Que mis escalones son tus pedestales que están por labrar,
que seguiremos pisando las brasas del llanto,
puliendo las horas, trepando barrancos y estar siempre a solas
será ese rosario que quiero rezar.

Pueden llenarse paredes y suelos con alfileres de Cupidos rastreros,
que cortan sus pezones de lleno a quien no quiera probar
a qué sabe un rato en un plato de felicidad.
No pediré cada noche a la virgen de nadie,
tan sólo a la luna que nunca te marches.
Que mis escalones son tus pedestales que están por labrar,
que seguiremos pisando las brasas del llanto,
puliendo las horas, trepando barrancos y estar siempre a solas
será ese rosario que quiero rezar.

No pediré cada noche a la virgen de nadie,
no quiero que nunca me faltes,
no espero ni una estrella más.
Aún merodean, para echarnos el guante,
las noches malditas, las barras de bares,
las bocas tan sucias que enturbian el aire,
que intentan morder para infectar corazones.