Historia
Buenas, amiga madrugada,
te veo desganada
buscando porvenir.
Te noto algo destemplada,
amiga del alma,
te observo un poco gris.
Oh divinidad embriagada,
¿qué le pasa a tu voz,
qué corrompe tu mirada?
¿Qué puedo hacer...?
Hoy luces triste y cansada,
y hace tiempo que perdí
la esperanza de verte sonreír.
Y tú, ¿no tienes nada que decir?
¿Cuánto tiempo hace que perdiste las alas?
-Tranqui, ya estoy acostumbrada
de recibir en la batalla
mil agujas en mi piel.
Y no, no me sirve de nada
despellejar mi garganta
gritando tengo sed.
Y qué me dices de tu vieja guitarra,
hace mucho que no calla
en su eterna nube gris.
En cambio, yo sólo tengo palabras
ungidas de problemas:
para muchos, baladís.
Y es así, que yo me siento frustrada
por las mentes dormidas y coartadas
que ignoran mi trajín,
y me levanto a tientas, poco a poco,
tropezando a menudo con mi oscuro porvenir.
Y tú, ¿no tienes nada que aportar?
Mi canción se pierde con las luces del alba...