Vida Sin Argumento
No entiendo nada,
me duele.
Canto a las piedras
y llueve,
y me tropiezo con las leyes de la física,
y rizo el rizo
del tirabuzón
que hay en mis sienes.
No entiendo nada,
y duele.
El canto rebota
irresoluto
contra las paredes,
y el mundo gira
con el molesto rechinar
de Jesús, María y José
viendo la tele.
No entiendo nada,
y duele.
En vida sin argumento
no hay motivo ni emoción
ni fundamento
que contenga el aliento.
Obraré en consecuencia:
fumaré de la esencia
que algún memo no decomisará...
Un tributo a la vida
que, en pos de la juerga,
nació de la tierra
cual fructífero don
que sublima conciencias,
engolosina creencias
y libera la imaginación.
Lunes: te levantas
tras esfuerzo soberano,
otro día más
que tachar del calendario.
Ningún amigo te espera.
Algún compañero, quizás.
Otro día de curro
para ser buen ciudadano,
otro día simulas un esfuerzo motivado.
Afuera el mundo te espera
y quizá debieras obrar
con ambas manos...
¿no crees?
En vida sin argumento (...)