
Yo Te Bendigo
Daba la diana el gallo,
ladrando un perro desde lejos contestó
y el despertar del arrabal
al nuevo día saludó.
Lejos pasaba un coche
cual centinela que la guardia terminó,
la luz temblona de un farol
como un lamento se apagó.
Rompió el silencio el bordonear de la guitarra
y por sus cuerdas el dolor pasó llorando
y una voz que la pena desgarra
cantó de este modo su cruel dolor.
Yo te bendigo pese al daño que me has hecho
aunque otros brazos te acaricien y te abracen
pues el rencor no ha cabido en el pecho
que un día llenaste de luz y de amor.