
Un Cuento Para Mi Niño
¡Niño...!
Erase una vez
una mariposa blanca
que era la reina de todas
las mariposas del alba.
Se posaba en los jardines
sobre las flores más bellas
y le susurraba historias
al clavel y a la violeta.
Feliz, la mariposilla
presumidilla y coqueta,
parecía una flor de almendro
mecida por brisas frescas.
Mas llegó un coleccionista,
mañana de primavera,
y sobre un jazmín en flor
aprisionó a nuestra reina.
La clavó con alfileres
sobre cartulinas negras
y la llevó a su museo
de breves bellezas muertas.
Las mariposas del alba
lloraban por la floresta.
Sobre un clavel se posó
una mariposa blanca
y el clavel se molestó.
Blanca mariposa
y rojo el clavel,
rojo como los labios
de quien yo sé,
rojo como los labios
de quien yo sé.