Los Nikis

Dos Carretas


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Mi odisea comenzó el viernes
a las siete de la tarde.
Me recogieron en la gestoría,
no tuve tiempo ni de afeitarme.
Era un fin de semana sorpresa,
me prometió grandes emociones;
Yo pensaba que sólo vería
al del servicio de habitaciones.

La conocí una semana antes
y desde entonces me tiembla el pulso.
Yo pensé que vendría sola,
y no con seis o siete de su curso.

Multiválvulas y alerones
camino de Levante,
se adelantaban entre ellos
en los cambios de rasante.

¡No pares! ¡Sigue, sigue!
Odio las discotecas.
Hay cosas que tiran
mas que dos carretas.

Mucho bacalao y mucha tontería,
necesito dormir algo aunque sea por el día.
El síndrome de Estocolmo
sólo afecta a los más tontos.

Entre drogas de diseño
y bebidas inteligentes
fue pasando el fin de semana;
hoy es Lunes por la mañana.

Depositado en la gestoría,
con la ropa que llevaba el Viernes,
con los ojos como platos,
se acordarán de mí esos niñatos.

De haber tenido un lanzallamas
todo hubiera sido diferente,
he perdido los papeles
por los huesos de una adolescente,
con sus botas de montañero
y su absurda minifalda
y esa licra tan modenna
enseñando media espalda.

¡No pares! ¡Sigue, sigue!
Odio las discotecas.
Hay cosas que tiran
mas que dos carretas.

¡No pares! ¡Sigue, sigue!
Odio las discotecas.
Hay cosas que tiran
mas que dos carretas