
El Otro (Lo Llamaban)
El bastón quedó anclado en el espejo.
Se apagó su voz y su aventura.
Y la milonga en cruz lloró su suerte
Mientras al cuerpo le llegó la muerte.
Fue un fantasma y un mago de ironías.
Su baraja retrucó el espanto y quiero.
Aprendió la magia y trampa de los sueños
A la sombra de valientes cuchilleros...
Anduvo por Palermo según cuentan.
Pero él habló del sur de Balvanera.
Nadie en verdad le conoció las cuentas.
Si fue el que fue, o el que dijeron que era.
El tango para él fue diablura.
Una ilusión, el opio, la locura.
Mezclao en los bailongos fue sabiendo
Que Arolas era un sabio y Greco un genio... un genio.
Memorioso como Funes, él sabía relatar
Cómo era Macedonio o los misterios del mar,
Los secretos del cuchillo, algún encuentro casual,
Cómo el alma es un vicio que no se puede tocar...
no se puede tocar.
Siempre anduvo algún guapo entre sus versos.
Recordaba tercamente y recitaba.
Laberinto de bahías y nostalgias.
Puerto en brumas, cielo y esperanza... Esperanza.
Y por algún casual Borges se apellidaba.
Un apellido es eso, un puro invento.
Milonguero y escritor se confesaba
Aunque dicen que su muerte es puro cuento.