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La Dama De Las Flores


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Junto a la charca de las ranas cuentacuentos,
a la sombra que pare la vieja encina,
baila, entre olores, la dama de las flores.
Baila entre olores de mil colores
cuando el sol a su guarida ya se encamina,
ya vale por hoy.

Mueve un vestido hecho de pétalos de rosas.
Luce sonrisas de esas que deja el placer.
Visten sus pies sandalias hechas con hojas
y usa perfumes que emana el atardecer
Lleva en el pelo cuatro plumas de cigüeña
una por cada estación del año
Tiene un rebaño de estrellas
que pacen encima de un árbol

Tiene por ducha una cascada
y por bañera una laguna donde nada desnuda
cuando le da la gana.
Cultiva un huerto cerca del río
y toos los viernes baja a la aldea
a vender lo que sea
que la tierra ha parío.

Mueve un vestido hecho de pétalos de rosas.
Luce sonrisas de esas que deja el placer.
Visten sus pies sandalias hechas con hojas
y usa perfumes que emana el atardecer
Lleva en el pelo cuatro plumas de cigüeña
y en el cuello un cordón trenzao de juncos.
Un tatuaje que apenas nunca enseña
y un morral donde celas sus asuntos.

Junto a la charca de las ranas cuentacuentos,
a la sombra que pare la vieja encina,
baila, entre olores, la dama de las flores.
Cuando el sol ya corre sus cortinas.
Junto a la charca de las ranas cuentacuentos,
a la sombra que pare la vieja encina,
baila, entre olores, la dama de las flores.
Cuando el sol ya corre sus cortinas.

Tenía un buen trabajo en la ciudad,
pero una mañana se levantó hasta el coño de “tó”
y le dio una “patá”
al podrido sistema, lo establecido
y decidió irse a vivir a medio del campo
y se enganchó a sus encantos.

Junto a la charca de las ranas cuentacuentos,
a la sombra que pare la vieja encina,
baila, entre olores, la dama de las flores.
Cuando el sol ya corre sus cortinas.
Junto a la charca de las ranas cuentacuentos,
a la sombra que pare la vieja encina,
baila, entre olores, la dama de las flores.
Cuando el sol ya corre sus cortinas.

A la sombra que pare la vieja encina,
cuando el sol ya corre sus cortinas