Carlos Cano

Alacena de las monjas


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En el Convento de las Esclavas de Santa Rita
andan las monjas dale que dale por la cocina,
con las sartenes y las perolas en los fogones,
y las tinajas llenas de tortas de chicharrones.

El torno rueda, rueda que rueda, Ave María,
y la tornera: Pues sin pecado fue concebida
¿Qué quieres niño? ¿Tiene usted durses de calabaza?
Recién salidos, da gloria verlos como la escarcha.

A freír ya los pestiños,
hermanas, que es Navidad.
Vamos a cantarle al Niño
con cariño y humildad.

Alacena de las monjas
que te dan gloria bendita,
pastelillos de toronja
y dulce de leche frita.


Se dice que fue la Virgen
que en sueños se apareció
a la madre superiora
y esta receta le dio:


Medio kilo azúcar blanca,
agüita del Avellano
y al perol la calabaza,
tres Salves y un Padrenuestro
y la gracia de tus manos.


En el Convento de las Esclavas, ¡Jesús qué pena!
hay una monja con bulanicos en la cabeza,
que por ser mala la Virgen pura como castigo
le ha retirado el don del almíbar a sus pastelillos.

Los niños juegan en Plaza Nueva a la rueda-rueda,
igual que rueda la cabecita de la tornera,
que por un durse de calabaza -dice la copla-,
que por un durse de calabaza se volvió loca.

Que era la hermana tornera
espía de Satanás
y fue a robar la receta
del dulce de Navidad.


Autor(es): Carlos Cano