Carlos Cano

Un vaso de té verde


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Estaban mis ojos por la arena
mirando la luz violeta
y pensando quién pudiera
esconderla en otro tiempo
por si acaso un día los poetas
la encontraran y volvieran a sembrarla
en la noche enamorada
de la libertad del sur.

Paloma blanca
que vuelas por Tinduf
con una rama de olivo
búscame el alma
en Smara a la puerta del olvido.

Paloma blanca,
paloma blanca.

Paloma negra,
negra como la noche
en el desierto,
en una estrella dejé mi corazón
lleno de fuego.

Paloma negra,
paloma negra.

Un vaso de té verde
me dio para beber
un día la muerte,
en mi boca era dulce
y sin embargo amarga
era mi suerte.

Un vaso de té verde,
un vaso de té verde
amargo, amargo
amargo y verde.

Vuelan las nubes
que me traen del Sáhara
el desierto,
vuelan las nubes
como vuela el deseo de mi cuerpo.

Habibi, habibi,
habibi, habibi.

Tus ojos negros
como posos de agua
me miraban, tus ojos
tus ojos negros
el corazón
de arena me llenaban
tus ojos habibi
habibi tus ojos.

Dos cercos tiene la luna
mi amor ha muerto
en una noche oscura
luchando entre los muros del desierto.

Chahada, chahada,
chahada, chahada.

Estaban mis ojos por la arena
mirando la luz violeta
y pensando quién pudiera
esconderla en otro tiempo
por si acaso un día los poetas
la encontraran y volvieran a sembrarla
en la noche enamorada
de la libertad del sur.


Autor(es): Carlos Cano