
Cada día que pasa
Cada día que pasa,
el tiempo acaba,
yo me voy acabando
como una pasa.
Un día son los pelos,
otro las gafas;
otro día la reuma,
la soledad que mata,
otro día la reuma,
la soledad que mata.
No me queda de antaño
más que el bigote,
un tanto de cabreo
y en el cogote
la ilusión de un suspiro
que nunca tuve,
porque soy más tímido
que el tonto el bote.
Un día es esta pierna
que no funciona;
otro día la mano
o la entrepierna,
otro día la mano
o la entrepierna.
También guardo de entonces
la enciclopedia
donde aprendí la historia
de Adán y Eva
y ahora resulta que
tampoco hay nada
del infierno, el demonio,
vaya putada.
Un día es la jaqueca
y otro es el asma,
y por cuidar el tipo,
de fumar nada,
y por cuidar el tipo,
de fumar nada.
También guardo de entonces
un viejo mapa
donde el Sahara, Ifni,
eran de casa,
y ahora resulta que
tampoco es nuestro
ni Tetuán, ni Larache,
ni el Perejil, ni el huerto.
Autor(es): José Antonio Labordeta