El adiós
Sé que un adiós siempre es triste
cuando es tan largo el camino,
tú te vas hacia la mar
y yo hacia el río,
en tu equipaje libertad
y en el mío frío, ¡ay! ¡ay!
Toítas las noches voy
a la plaza la Mariana
por verla a ella en la luna
y oír su voz en el agua.
Toítas las madrugadas
me propongo cortejarla
llevarla al río, al huerto o a mi casa.
Y mira que las amapolas
hacen sonreír al trigo,
queda triste el corazón
cuando ha perdido
el viento que le hace latir
por los caminos, ¡ay! ¡ay!
Con agüita de sal y verbena
y de yerbabuena y de azúcar moreno,
de viento y de luna,
de sol, mi virgen morena,
mi inmaculada concepción.
Y si por el norte te dicen
que las palomas son blancas,
no te olvides que en el Sur
la alondra es parda,
y que Granada almidonó
tu fina enagua, ¡ay! ¡ay!
Amanezco luego solito
esperándola en la plaza la Mariana.
¡Ay, Jaén! ¡Ay, Graná!
agarraítos nos lleva la lluvia
por la madrugá.
Autor(es): Antonio Mata