Qué difícil eres
Aún recuerdo aquella noche, en tus brazos yo creía
que por fin había encontrado el gran amor de mi vida,
porque tus labios besaban, porque tu boca reía
y en tus ojos entornados la felicidad veía.
Hoy te digo esta sentencia aunque me duela y me queme:
Es fácil tener tus besos pero imposible quererte,
en realidad eres fácil pero qué difícil eres.
Siempre finges con cariño, ni sientes, ni padeces,
sabes inventar halagos, sabes mentir tus quereres.
Sabes decir con ternura, prometer entre dientes,
un amor que ni consigues cabe en tu loca mente,
y repito esta sentencia aunque me duela y me queme.
Autor(es): Manuel Santiago de la Cruz, Salvador Arevalillo
