La Canción Desesperada
Todo en ti fue naufragio, yo el náufrago que perdido en tus mares
no poseyó el presagio de todos esos pesares.
Los lares que recorrí pensando en ti, y hoy perecí
yo no merecí el contagio de humedad de mis lagrimales.
Pero bueno, supongo que no puedo poner freno
a un desamor que se expandió por mi cuerpo como el veneno
oh, abandonado de toda esperanza y toda confianza,
la verdad no sé ni cómo es que estos pies avanzan.
No busco venganza, ni platos fríos,
llevo soportando decepciones desde que era crío,
y hoy me sumo en el vacío más lleno de desgracias,
dí mi mano mil veces y nunca recibí un "gracias".
Soy necio y crédulo, confiado y optimista,
el tiempo pasa y no soy capaz de cambiar mi punto de vista
a algo realista que no estropee ilusiones
y engaños que sólo fueron productos de ilusionistas.
Hoy que mi llanto por todo lo que no pude alcanzar
es más potente que el bombardeo de Bagdad,
hoy que la maldad de otros se camufló como bondad
y se alimentó de mi nulidad de la realidad.
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy,
no sé si culpar a los que me dañaron o a cómo soy.
Y qué más da si mi virtud es tener miles de defectos
y la soledad el destino detrás de este trayecto.
No sigo recto, ni tampoco tomo atajos,
vi que no doy frutos ni aunque pase un año currando a destajo.
Simplemente me balanceo, tropiezo y caigo,
así que seguro que me verás si miras hacia abajo.
Ya jodí casi todos mis juguetes,
tiré casi todas mis esperanzas por el retrete.
Ya di más de lo que cualquier humano podría dar de sí,
perdí las ganas de avanzar y de existir.
Si al andar vislumbras a un hombre que ya no puede más,
que se tambalea y le es difícil hasta caminar.
Que por mucho que corra siempre va a ir por detrás,
grítame e infúndeme las ganas de continuar.
Porque apenas queda la motivación para seguir,
y desaparecen todas esas ganas de vivir.
Cuando la alegría viene soy yo el que se debe ir,
soy el buzo ciego que se auto-obligó a escribir.
La canción desesperada...
