Quebrantables Sueños, Frágil Esperanza
Ausencia de color, un tacto sin sabor, la vida se nos presenta como una tragedia inevitable, nos confronta, nos apena para volver al vacío, a la rutina indiferente, al futuro que nunca llega.
Esta es la generación impersonal. El hombre murió. Fue minado, lo absurdo acabo con los horizontes que orientaron sus pasos. En la noche más larga, el día nunca llego. Rogamos por el sol, nos dieron más noche.
Probamos el suelo del abismo más profundo, donde ni siquiera el suicidio salva ni redime.
Vivimos un dolor sin llanto, un amor sin llama. Acostumbrados a calcinarnos en soles ajenos, construimos tradiciones, riqueza y pobreza son naturales, el mundo nunca fue un muro más infranqueable, ni lo cambiaremos, ni nos cambiaremos.
Cuando la destrucción no es ajena, ¿Qué nos queda? Un Lenin decapitado, un suicida feliz, un cielo con estrellas artificiales, y un cerebro en vez de corazón. La vida nos pesa más cuando todo es más fácil.