Las dos gatas
Yo digo que ella maúlla
y que no sólo rezonga.
Y que cuando ronronea
no hay cosa que no disponga.
La gata humana que tengo
al principio desconfiaba
que yo fuera mujerengo
o a la gata la sobara.
Se me duermen sobre el pecho
pero respetan el turno
o mis distintos talantes
juguetón o taciturno.
Una, con sus bigotitos.
sigue siendo femenina.
Otra, a la mata callando,
sigue siendo muy felina.