La batalla, la guerra, el amor.
Hoy si tu boca desangra secretos,
pero anhela verdad,
prefiero hacerme al costado del tiempo
para animarme a pensar.
Tal vez no encuentre sentido o buen puerto,
más vale tarde que ayer,
es que si hoy me tropiezo de nuevo
es porque estoy yendo de pie.
Voy esquivando el veneno.
Nunca asumiste que en el cielo
brillan más de dos
estrellas a la vez,
¿no lo ves?
¿Para qué reinventar a la rueda?
¿Para qué tanta sal en la herida?
¿Para qué suplicar por tonteras?
Ya no hay nada que valga el dolor.
¿Para qué vapuleaste tu hombría?
Sin cojones de buen perdedor.
Uno entiende cuando están perdidos
la batalla, la guerra, el amor.
Voy esquivando los anzuelos.
Nunca asumiste que en el cielo
brillan más de dos
estrellas a la vez.
Y que las hojas se han caído
por el frío del invierno,
es natural se ve, ¿no lo ves?
En este truco nos cantamos
“vale cuatro”,
jugamos a morir.
No queda nada en la mesa,
se le hace tarde al rencor,
¡tiene que salir de vos!
