
Obra negra
El niño de la esquina pide un pan
y, como a los Maderos de San Juan,
pide y pide y no le dan
y tiene que soportar…
La chica que pronto será mamá
inhala de ese bote de metal
la ficticia realidad…
y su vientre a reventar…
El policía busca por doquier
algún incauto que pueda caer
para lograrlo morder
y sonriente se le ve…
Mientras la prostituta deja ver
sus senos sin sostén a ese hombre
que se frota la entrepierna
y revisa su cartera esperando que le alcance
y todos se menean al ritmo de la sinvergüenza calavera
que paciente nos espera, a ti y a mi y a todos,
todos los que vamos caminando por éste lugar
lleno de falsedad, colmado de verdades a medias
y de Juanes sin tierra, sin trabajo y sin lugar
donde aventar sus huesos a descansar,
¡qué lugar, dios mío!
¿Qué lugar nos diste para jugar a éste remedo de libertad?
Y con todo y todo hay que seguirle construyendo ésta obra negra
para al día de mañana llegar nomás…