Ivan Ferreiro

Brazil


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Tanta quietud resolvió la ecuación;
sin avisar, ya no habrá erupción.

De todas las promesas que habitaban otras mesas,
las hicimos muy propensas a caídas por sorpresa.
De todas las maneras, las más bellas y certeras,
las pequeñas y las torpes, ayudaron.

Somos niebla de verano,
agua y viento sin pasado,
un suspiro, un ruido callado
para llegar otra vez, despegar.

Un suspiro, un ruido callado
es la brisa desnuda, vestida.

Tanta quietud resolvió la ecuación.