La cura para los hombres tristes


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Quiero viajar y viajar indefinidamente
y ser como los demás y probar mi suerte;
pero los días antaños me enseñaron que no tengo
ni la energía que ellos tienen, de la cual carezco.
Y si un día tengo ganas de hacer bien las cosas
será el día en el que salga de esta oscura poza;
pero en el calendario no existe ese lindo día
me quedaré escribiendo sobre esta amarga vida.
Ellos no saben que se siente tenerla podrida;
ellos no saben que se siente no tener futuro;
ellos no saben lo que es que no pasen los días;
ellos no tienen en su mente pensamientos crudos.
Solo conocen el amor y los abrazos tiernos,
la televisión mundana y la basura de esos
que a la música le arrancan el arte
con letras vacuas y voces artificiales;
pero yo salgo de esa farsa y toda la mierda
ser desertor siempre me causó muchos problemas.
Y si bien, soy una persona nueva,
no significa que sea una persona buena
Soy el antagonista de toda historia
y soy el protagonista de toda escoria ¡Ah!
Solo quiero pervertir al mundo,
si quieres ver mis ideas acércate y me desnudo...
Debería empezar a comer carne humana
nosotros somos la más inmunda plaga,
y yo me incluyo porque mi mente es insana,
cualquier religión la tacharía de demoniaca.
¡Maldita puta, yo no me hago la víctima!
Más bien, mis víctimas serán ustedes...
Así que mátame en defensa legítima,
de lo contrario plañirás lo que precede.
Frustra que no entiendan mi mensaje,
sé que escuchan mis canciones y no entienden mi arte;
no entienden las metáforas, o tal vez pocos,
y al grupo restante les falta estar más locos.
Condenado en la isla de los poetas solos,
dime ¿quién nos consuela a nosotros?
Me convierto en escombros como es el cosmos,
el universo se estriba en mis hombros,
pero con dolo y dolor, esta noche no hay amor,
deberíamos hablarnos sin pudor...
Para los cuerdos soy loco para los locos soy cuerdo,
ya no me importa nada, por nada me intereso.
Todavía no sopeso la inmensidad del universo,
tú crees que me interesa tu vida, yo no lo creo...
Yo me ausento de una vida normal
para evocar mi adolescencia, cuando no me iba mal.
En una flébil situación me encuentro,
recojo mis fragmentos, toco mi felicidad, pero ya no la siento...
También soy responsable de esta pronta agonía
por mi loca mente inherente a la misantropía.
Ellos pensando nescientes como siempre
y yo buscando volverme más consciente
Estoy buscando la cura para los Hombres Tristes
y la encontré, se llama Mujeres Felices.