Versitos con tumbao
La sangre palpita el corazón
como palpita el hombre su lugar
Yo no sé si este canto es de razón
o si es que viene a mí por madrugar.
La sangre nos puso en el camino,
compromiso del verbo y sin destino,
con la mira puesta a un hombre nuevo:
el destino se va haciendo a puro huevo.
El hombre renueva su mirada
a claro perfil, sin mascarada.
Se contiene en su tierra, la ama o pierde
el ombligo, que al final le muerde.
La razón obliga a una constancia,
a una labor febril, a una prestancia.
Si el canto no machaca no da frutos:
se queda en cancioncitas para brutos.
La madrugada es siempre buena amiga,
no hay amor ni canción que no consiga.
La madrugada es alma, es flor, es suerte,
es duende que te aleja de la muerte.
Autor(es): Vicente Feliú
