Violeta Parra

Arauco tiene una pena [o Levántate, Huenchullán]


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Versión de «El folklore y la pasión»:

Arauco tiene una pena
que no la puedo callar:
son injusticias de siglos
que todos ven aplicar.
Nadie le pone remedio
pudiéndolo remediar.
¡Levántate, Huenchullán!

Un día llegó de afuera
huescufe conquistador
buscando montañas de oro
que el indio nunca buscó.
Al indio le basta el oro
que le relumbra del sol.
¡Levántate, Curimón!

Entonces corre la sangre,
no sabe el indio qué hacer.
Le van a quitar su tierra,
la tiene que defender.
Arauco está desolado
y el ajuerino de pie.
¡Levántate, Manquilef!

¿Adónde se fue Lautaro
perdido en el cielo azul?
Y el alma de Galvarino,
¿se la llevó el viento sur?
Por eso pasan llorando
los cueros de su cultrún:
«¡Levántate, pues, Calful!»

Del año mil cuatrocientos
que el indio afligido está.
A la sombra de su ruca
lo pueden ver lloriquear.
Totora de cinco siglos
nunca se habrá de secar.
¡Levántate, Quilapán!

Ya rugen las elecciones,
se escuchan por no dejar,
pero el quejido del indio,
nunca se habrá de escuchar
por más que suene en la tumba
la voz de Caupolicán:
«¡Levántate, Curimón!»

Desde ese tiempo han pasado
las lunas en cantidad.
Ya no son los españoles
los que les hacen llorar:
hoy son los propios chilenos
los que les quitan su pan.
¡Levántate, Pailahuán!

Ya no florece el mañío,
ya no da fruto el piñón,
se va a secar la araucaria,
ya no perfuma el cedrón,
porque al mapuche le clavan
el centro del corazón.
¡Levántate, Curimón!


Versión de «El folklore de Chile según Violeta Parra»:

Arauco tiene una pena
que no la puedo callar:
son injusticias de siglos
que todos ven aplicar.
Nadie le ha puesto remedio
pudiéndolo remediar.
¡Levántate, Huenchullán!

Un día llegó de lejos (1)
huescufe conquistador
buscando montañas de oro
que el indio nunca buscó.
Al indio le basta el oro
que le relumbra del sol.
¡Levántate, Curimón!

Entonces corre la sangre,
no sabe el indio qué hacer.
Le van a quitar su tierra,
la tiene que defender.
El indio se cae muerto
y el ajuerino de pie.
¡Levántate, Manquilef!

¿Adónde se jue Lautaro
perdido en el cielo azul?
Y el alma de Galvarino,
¿se la llevó el viento sur?
Por eso pasan llorando
los cueros de su cultrún:
«¡Levántate, pues, Calful!»

Del año mil cuatrocientos
que el indio afligido está.
A la sombra de su ruca
lo pueden ver lloriquear.
Totora de cinco siglos
nunca se habrá de secar.
¡Levántate, Curimán! (2)

Arauco tiene una pena
más negra que su chamal:
ya no son los españoles
los que les hacen llorar.
Hoy son los propios chilenos
los que les quitan su pan.
¡Levántate, Quilapán! (3)

Ya rugen las votaciones,
se escuchan por no dejar,
pero el quejido del indio,
¿por qué no se escuchará?
Aunque resuene en la tumba
la voz de Caupolicán:
«¡Levántate, Callupán!» (4)


(1) En la tercera versión, editada en Canciones reencontradas en París: «un día llega de lejos»
(2) En la tercera versión: «¡levántate, Callupán
(3) En la tercera versión: «¡levántate, Pailahuán
(4) En la tercera versión: «¡levántate, Huenchullán

Ángel Parra, en su versión de Ángel Parra y su guitarra sigue la tercera versión de Violeta, alterando solo el orden de los caciques mapuches. En el disco De Violeta Parra dice «ilustre conquistador», «ya no son conquistadores». En Ángel Parra en Chile sigue fielmente la tercera versión de Violeta. En Antología de la canción revolucionaria, vol. 1 otra vez dice «ya no son conquistadores».


Autor(es): Violeta Parra