La mota [o De nuevo canta el coyuyo]
Cuando cantan los coyuyos,
madurando la algarroba,
vení a buscarme –dijistes–
al pie de la verde loma.
Murió el coyuyo en la rama,
todos los días cantando,
y también murió así, en mi pecho,
mi corazón suspirando.
Cuando me acuesto en el campo,
pongo el apero de almohada
y con lágrimas en los ojos
me sorprende la alborada.
Y así me duermo soñando,
porque sólo pienso en ella:
pongo mandiles abajo
y me tapo con estrellas.
Versión de Leda y María.
Autor(es): Hermanos Simón