Soneto 30


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"¿Adónde vas con alas tan ligeras,
del hemisferio nuestro al tuyo opuesto,
divino sol en el Oriente puesto,
dónde fuera más justo que nacieras?"

Apenas te gozaron las riberas
del Tajo, a ser tu antípoda dispuesto,
cuando las cubres de ciprés funesto,
robando en ti sus verdes primaveras.

"Los duros jaspes, los rebeldes bronces,
se ablandan escuchando mis enojos;
dime, pues ya te vas, si podré verte".

Así Fabio lloraba. Albania entonces
miróle, y quiso hablar, cerró los ojos,
y respondiole lo demás la Muerte.


Autor(es): Lope de Vega, Fran Espinosa